domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo 28.

[Narra April]
A la mañana siguiente cuando bajé para desayunar Harry ya no estaba, había dejado las mantas dobladas en el sofá y se había ido. ¿Y si era verdad eso de que no quería volver a verme? Joder, era gilipollas. Él y yo, los dos lo éramos.
Louis vino a recoger sus cosas tres días después. Yo debía tener unas pintas horribles ya que al verme puso cara de preocupación. La verdad era que no había salido de casa en esos tres días, había pasado ese tiempo sentada en el sofá mirando por la ventana y solo me movía para hacer la comida a mis hermanos. Le había explicado a Lindsay el por qué de la ruptura y parecía haberlo entendido, pero a Timmy le había dicho que Harry había tenido que irse fuera del país durante un tiempo. Me había alejado de Twitter y todo tipo de redes sociales e incluso había dejado de comprar periódicos o revistas del corazón por si salían fotos de Harry con otras chicas. Sí, había sido yo la que lo había dejado pero el dolor era enorme, que lo hubiera dejado yo no significaba que tuviera que sufrir menos.
Louis metió las cosas de Harry en su coche y entró de nuevo para despedirse de mí. Al verme sentada en el sofá, se acercó y se sentó a mi lado, mirándome fijamente por unos instantes.
- No te voy a preguntar cómo estás porque es obvio que estás absolutamente destrozada.
- Gracias.
- Y si te sirve de consuelo, Harry está igual.
- No me sirve de consuelo, se merece eso y más.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque me prometió mil cosas y yo me las creí como una imbécil, me prometió un "para siempre" y mira cómo estamos ahora.
- Cuando dicen "para siempre", no sé en qué piensan la mayoría de las personas. Un "para siempre" siempre tiene su fin, por eso yo nunca se lo he prometido a nadie, ni siquiera a Delilah - carraspeó - Los ochos tumbados, son infinitos que tienen complejo de durar toda la vida, las palabras se las lleva el viento y hasta el cigarrillo más largo se esfuma antes de que la cuenta atrás llegue a cero. Quiero mucho a Harry, pero odio esa costumbre que tiene la gente de apalabrar océanos cuando ni tan siquiera se ha formado un mísero charco, odio esa actitud que hace que tú mismo pienses más de lo que puedes dar, que intentes crearte una máscara que no llevas, que desvaríe tu sentido y que dejes a un lado tus valores.
- Exacto, eso es exactamente lo que me cabrea, que he cambiado mucho por él cuando él ni siquiera ha sido capaz de aguantar sus instintos de golfo.
- ¿Entonces no estás enfadada con él por que te haga puesto los cuernos sino porque no haya cumplido su promesa?
- No estoy enfadada con nadie, pero al mismo tiempo con el mundo en general. Estoy descontenta conmigo misma, me maldigo una y otra vez, y no estoy contenta con esta actitud que tengo, intentando ser lo que no soy, intentando aparentar que las cosas van bien, cuando hace meses que sé que la cosa no fluye, que no hay confianza, que se apaga la llama. 
- No digas eso, siempre podéis arreglarlo, la esperanza siempre es lo último que se pierde.
- ¿Pero de que te sirve? La esperanza es una jodida zorra que te lo quita todo, que hace que todo lo que tienes se esfume, todo lo que habías conseguido, y finalmente, se va y te quedas en bragas, con el culo al aire, sin nada a lo que aferrarte, solo unas lágrimas que piden estabilidad emocional, que no piden amores, sino que el sol pueda brillar por sí solo, sin que la luna ni nadie le ayude. 
- Él tiene energía suficiente para brillar más que ningún otro astro, se ha dejado arrastrar por la luna oscura y se ha refugiado en ella, es el momento de salir por el este él solo y dejar a los demás puntos cardinales alucinados con su fuerza y potencia. Él puede. Tú puedes. - Le miré y volví la vista hacia el Big Ben tan grande y majestuoso - Supongo que eso no es todo lo que te pasa.
- Supongo.
- ¿Qué te pasa entonces?
- Que le necesito.
- ¿Y qué pasa por eso? 
- Que yo nunca había necesitado ni nada ni nadie.

[Narra Harry]
No podía creer que ya no fuera a besar sus labios nunca más, que ya no fuera a acariciar su piel nunca más, que ya no fuera a ver su preciosa sonrisa o sus perfectos ojos nunca más. Y todo porque no solo fui tan gilipollas como para engañarla con la zorra de Cara, sino que además yo mismo le pedí que no nos viéramos nunca más ¿pero qué coño me pasaba, joder? A ver si iba a ser gilipollas de verdad.
Escuché cómo se cerraba la puerta de la entrada así que supuse que Lou había vuelto de ir a mi casa, bueno, a mi antigua casa a recoger mis cosas. Con suerte, quizás podría sacarle un poco de información de si había hablado con April.
Salí de mi habitación, en la que llevaba encerrado tres días, y fui al salón. Lou estaba entrando y saliendo para meter todas mis cajas así que me senté en el sofá para esperar a que terminara. La casa estaba vacía sin Delilah, se había ido a Nueva York el día después de que April y yo rompiéramos para hacer la campaña de Navidad de Victoria Secret's y Lou y yo echábamos mucho de menos sus tonterías, su risa y verla hacer el tonto por cualquier rincón de la casa.
- Podrías ayudarme eeh - dijo mientras metía la última caja.
- No tengo fuerzas - dije en un susurro.
- Eso no es excusa - se fue y a los cinco minutos volvió con la última - Yo llevo dos días sin Dels y no he creado una nube de depresión a mi lado - cerró la puerta y dejó las llaves el la mesa.
- No es lo mismo, tú no la has perdido para siempre y ella volverá dentro de cuatro días con fotos suyas en ropa interior súper sexy y lo disfrutaréis, lo disfrutaréis mucho.
- Vale, no vuelvas a hablar así de nosotros porque da asco, da mucho asco. Además, no debes lamentarte tanto.
- ¿Qué quieres decir?
- Te liaste con otra, Harry, no hay mucho más que decir.
- No lo hice queriendo.
- Claro que lo hiciste queriendo. Cara es modelo de Victoria Secret's y tiene tu edad, si fuera tú yo me la hubiera tirado también. La diferencia es que yo lo hubiera hecho si no tuviera novia.
- No hace falta que me digas que soy un cabrón, ya lo he asumido.
- Lo peor es que lo has hecho sabiendo que ibas a cargarte la relación, sabiendo que lo ibas a arruinar todo.
- ¿Cómo está April?
- No lo sé, bien desde luego que no - dijo seco.
- Qué raro que no haya hablado contigo del tema.
- ¿Qué insinúas?
- Que no sería la primera vez que os reunís para contaros cómo os van las cosas o quejaros de mí. No soy imbécil, Louis.
- No nos quejamos de ti.
- Pero lo hacéis, os reunís para cotillear.
- Porque somos mejores amigos.
- Me da igual. Es mi novia, aléjate de ella.
- Ya no es tu novia y no me hables así, te estás pasando.
- Me cabreas, no entiendes nada, no sabes el daño que le estás haciendo.
- ¿Que yo no sé nada? - me miró y rió sarcásticamente - ¡El que no sabe una maldita mierda aquí eres tú, Harry! - gritó. Quizás había llevado todo a lo extremo, pero ya era demasiado tarde como para echarse atrás. - ¿Sabes cuántas veces ha llorado April en mi hombro por ti? ¿Eh? ¿Tienes una maldita idea de la cantidad de veces que me ha dicho "ya no puedo más, Lou, no puedo"? ¿Y sabes qué le decía yo, pedazo de egoísta egocéntrico arruina-relaciones? "No seas así, dale otra oportunidad. Él te quiere y tú también le quieres a él." Eso le decía. ¡Así que si habéis durado tanto, ha sido gracias a mí! Pero aun así, el que le hace daño soy yo ¿no? ¿Por qué no hablamos de que la razón por la que te ha dejado ha sido porque has tenido un desliz con otra?
- Ella me perdonará por eso.
- No lo creo. Y si lo hace, no lo olvidará.
- ¿Acaso crees que me tendrá rencor por eso?
- Yo te lo tendría.
- Pero tú eres imbécil y ella no, ella me quiere ¿por qué no lo entiendes?
- ¿Por qué no eres capaz de aceptar que la has cagado y que te ha dejado?
- Estás loco.
- ¡¿Pero te estás oyendo?! - gritó - ¡No te reconozco, Harry! ¡Te lo digo de verdad, tío! - Me quedé callado para calmarme e intentar entender qué estaba pasando - Harry... - dijo acercándose a mí con un tono más calmado. Entonces lo vi claro.
- Me ha dejado, Lou - rompí a llorar - April me ha dejado.
- Tranquilo, Harry - puso su mano en mi hombro - Ya verás como no es definitivo.
- Sí que lo es, tío, la he perdido. La he perdido para siempre.
- ¿Por qué no intentas recuperarla?
- ¿Cómo?

[Narra April]
Era 24 de diciembre. Louis se había ido a Doncaster con Delilah para pasar su cumpleaños y las fiestas con su familia, Niall estaba en Irlanda, Zayn con Perrie en Bradford, Liam con Danielle en Wolverhampton y de Harry no sabía nada desde hacía dos semanas así que mis hermanos y yo habíamos pasado la Nochebuena juntos. 
- April, ¿estás segura de que Papá Noel sabrá nuestra nueva dirección?
- Tal y como te he dicho las anteriores veces que me lo has preguntado, sí.
- ¿Y me traerá algo que no he puesto en mi carta?
- ¿Por qué estás tan pesadito con eso? - preguntó Lindsay aborrecida - ¿Qué has pedido?
- Había pedido muchas cosas, pero ahora solo quiero una.
- ¿El qué?
- Que vuelva Harry - Lindsay y yo nos miramos - ¿Crees que Papá Noel podrá traer a Harry?
- No creo. - respondió mi hermana.

Al día siguiente, mientras que mis hermanos abrían los regalos que los chicos me habían dado de su parte para que yo los pusiera bajo el árbol, alguien llamó a la puerta. Ellos ni se inmutaron así que fui yo a abrir, pero fuera no había nadie, solo había un sobre pillado con una caja. Cogí las cosas y me metí en el recibidor para que mis hermanos no me vieran. Abrí la caja y no pude evitar sonreír. Dentro había el DVD del musical Grease y todas las fotos que Harry tenía de nosotros. Esperaba que no hubiera sido tan tonto como para dármelas sin quedarse una copia porque quería que me olvidara, pero que no olvidara lo que habíamos vivido. Me senté en las escaleras que daban acceso a la casa y abrí el sobre, dentro había una carta:
"Querida April,
No puedo dormir en mi propia cama. Es la que tengo desde que Lou y yo nos mudamos pero ahora parece un poco más grande y vacía. Nuestra canción está sonando ahora mismo en la radio, pero no suena igual, es un poco más triste. 
Louis y Delilah están hablando de ti ahora mismo. Sí, los escucho desde aquí, escucho todo lo que pasa en el salón porque, como tú bien sabes, estas paredes son como de papel. Cuando ellos o los chicos hablan de ti me deprimo más todavía, si es que es posible, y me corazón se rompe un poco más cuando oigo tu nombre.
Ahora sé que debí haberte comprado flores y coger tu mano, debí darte todo mi tiempo cuando tuve la oportunidad, debí llevarte a todos los karaokes porque todo lo que quería hacer era cantar.
Mi orgullo, mi ego, mis necesidades y mi egoísmo han hecho que una buena y fuerte mujer como tú se fuera de mi vida. Y ahora nunca podré arreglar el desastre que hice. Y eso duele cada segundo que pasa. Pero aunque duela, seré el primero en reconocer que estaba equivocado. Sé que probablemente es demasiado tarde para pedir disculpas por mis errores, pero solo quiero que sepas que espero que algún día encuentres a un hombre que te compre flores, que coja tu mano, que te dé todo su tiempo cuando pueda y que te lleve a todos los karaokes porque recuerdo lo mucho que te gustaba cantar. Espero que ese tío haga todas las cosas que yo debí haber hecho cuando era tu enano."
Esa carta no tenía sentido alguno, pero lo que logró transmitirme era lo mal que se encontraba, la ayuda que necesitaba y lo arrepentido que estaba.
Hice una bola con la carta y la tiré a la basura nada más que entré en casa, sonreí como si nada y volví a reunirme con mis hermanos al pie del árbol de Navidad.

[Narra Harry]
Me quité el beanie mientras salía de la tienda. No estaba prestando atención a dónde estaba andando y choqué contra alguien provocando que se cayeran las cosas que tenía en sus manos.
- Mierda, lo siento - dijo ella agachándose para recoger sus cosas. Sabía que rompimos hacía un mes y tres días, pero ¿tan fácil era olvidarse de mí? Cogí su móvil y se lo di de vuelta no sin antes darme cuenta de que su fondo de pantalla era todavía una foto de mí recién levantado y cocinando algo, según lo recuerdo, eran tortitas. Ella cogió el móvil y vio los tatuajes de mi muñeca, finalmente levantó su mirada y la vi por primera vez en mucho tiempo. Estaba preciosa, más aún que cuando la vi por primera vez y eso que ahora iba en pijama y con un beanie y cuando la conocí llevaba un vestido de infarto. Cuando nos miramos no sentí la chispa que había sentido durante todos y cada uno de los días que habíamos pasado juntos y automáticamente me sentí culpable. - Oh, Harry - murmuró después de mirarme de arriba a abajo - ¿qué te has hecho? - me aclaré la garganta e hice el amago de cogerle las manos, pero caí en que ya no estábamos juntos y las metí en mis bolsillos.
- Llevo un mes y tres días encontrándome mal, mi voz se ha ido y mi cuerpo está simplemente cansado. - Me miraba confusa, seguro que le extrañaba el hecho de que mi voz fuera más grave. Sí, yo también me la notaba más grave, pero esta vez no era por la pubertad ni nada de eso, no, era por el alcohol, que me dejaba la voz ronca. - Pareces triste.
- Sí, bueno.
- Te echo tan jodidamente de menos... - dije antes de que pudiera pararme, antes de que pudiera pensar que podría arruinar todo aún más. - Echo de menos eso de coger un plátano para picar y ver que has dejado un post-it en el que pone "te quiero", echo de menos verte ordenando mis camisetas con escote de pico por colores y echo de menos todos y cada uno de los pequeños detalles que hacían que nuestra relación fuera enorme. - suspiré y la miré - Quiero volver contigo. No importa lo que ha pasado, solo importamos nosotros - sonrió. Dios, cómo añoraba esa sonrisa.
- ¿Qué te parece lo de Jay y Dan? - cambió de tema así que supuse que le incomodaba lo que le había dicho.
- Genial, me parece genial - hubo un gran silencio - supongo que irás ¿no?
- Claro.
- Pues entonces nos veremos el 14 de febrero.
- Sí - fuimos a darnos dos besos pero nos giramos al mismo lado así que reímos incómodos y nos separamos. - Y que conste, Harry, que todavía no me he olvidado de ti. Pero eso no significa que quiera volver contigo, eso es un error que no me permitiré cometer.
- Me conformo con que todavía sientas algo por mí.

[Narra April]
- Me conformo con que todavía sientas algo por mí - sonrió mostrando sus hoyuelos y se fue. 
Era el capullo más grande que me había echado a la cara, pero también era el chico del que estuve, estaba y estaría enamorada siempre. 
No voy a mentir, me alegró muchísimo encontrármelo en un sitio tan corriente después de estar tanto tiempo sin verlo. La voz la tenía mucho más grave y ya no tenía apenas acné, estaba guapísimo y seguía provocando el mismo efecto que provocaba en mí desde el momento en el que lo conocí. Pero me alegró muchísimo más saber que seguía sintiendo algo por mí, de algún modo me hacía pensar que si no conseguía olvidarme de él, podríamos volver juntos. Aunque me parecía estúpido eso de querernos mutuamente y no hacer nada, pero bueno, yo tenía mis principios y eso era algo que no iba a dejar a un lado ni por él ni por nadie. 
Quizás Papá Noel sí que pudiera traer a alguien por Navidad y, aunque hubiera llegado unas semanas más tardes y solo lo hubiera tenido durante unos minutos, fue mi regalo favorito.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Capítulo 27.

Me di la vuelta, pero Danielle seguía mirándolos. Miré a Dels, que venía desde la barra con las bebidas mientras las lágrimas llenaban mis ojos, me tapé la boca dejando que cayeran silenciosamente por mis mejillas. Delilah me miró confusa, le dio las bebidas a Danielle y me abrazó para que no me girara, pero fue tarde. Me di la vuelta y vi a mi novio perfecto juntando sus labios con la otra chica, feliz y disfrutando mientras se comían la boca. 
Delilah y Dani me abrazaron y salimos del establecimiento.
- Esta noche te quedas a dormir conmigo, April.
- No puedo, tengo que ir a casa con mis hermanos.
- Pues me voy contigo - insistió Danielle - aviso a Liam y duermo allí.
Nos despedimos de Delilah y nos montamos en un taxi, que nos dejó en mi casa en menos de media hora. Durante el trayecto, Danielle le mandó un mensaje a Harry. Mis hermanos llevaban ya horas dormidos así que al entrar nos quedamos las dos en el sofá, Dani me acariciaba la espalda para consolarme mientras yo lloraba en silencio para no despertar a mis hermanos.
- No quiero volver a ver su cara en mi vida - lloré en su hombro. 
- Tranquila, shhhh, vais a superarlo, lo prometo. - Asentí, pero por mucho que quisiera, no podía imaginar como superar esa mierda de situación.
- Creía que todos esos regalos y detalles eran porque me quería, pero simplemente quería tratarme bien, compensármelo de algún modo. - Lloriqueé entre llanto y llanto. Danielle estaba sentada a mi lado, no decía una palabra pero me escuchaba en silencio asintiendo mientras me acariciaba la espalda. - ¿Por qué no soy lo suficientemente buena para él? ¿Qué he hecho mal? - Entonces llamaron a la puerta y miré a Danielle, asentimos y nos levantamos al mismo tiempo. 
Cuando ella abrió, vimos a Harry ahí de pie. Tenía los ojos como si hubiera estado llorando aunque, claro, también podría ser del humo y el alcohol. Su expresión era suave y relajada, pero no podía mirarlo. No podía, así que me di la vuelta mientras notaba que mis ojos volvían a llenarse de estúpidas lágrimas.
- April, espera.
- No, Harry, vete - dijo Danielle empujando a Harry suavemente e intentando cerrar la puerta, pero Harry puso su pie al lado del marco e impidió que lo consiguiera así que Dani abrió la puerta de nuevo un poco molesta.
- April, pequeña, por favor, déjame hablar contigo - dijo ignorando a Danielle, que se había puesto delante para que no pasara. Me di la vuelta y lo miré, parecía dolido pero yo también lo estaba. Me había hecho sentir como una imbécil y una inútil... como si no fuera suficiente chica para él.
- ¿Merece la pena, Harry? - susurré. Él sabía todo el dolor que me había causado, lo podía oír en mi voz y, sinceramente, esperaba que eso le hiciera sentir peor, como un mierda, que le rompiera el corazón tal y como él me lo había roto a mí.
- ¿A qué te refieres? - preguntó dando un paso hacia mí.
- A nosotros, Harry. ¿Merece la pena que arreglemos lo nuestro? Quiero decir, si no he sido lo suficientemente buena para ti, ¿por qué lo iba a ser ahora?
- Eres eso y más, siempre lo has sido. Soy yo. Yo soy el que no es lo suficientemente bueno, lo siento... por favor, te necesito. - Una lágrima resbaló por su mejilla lentamente. Sacudí mi cabeza y miré al suelo, no quería verlo así.
- Harry... no sé si esto va a funcionar, he intentado hacerte feliz con todas mis fuerzas y he hecho todo lo que he podido. Y eso no ha podido mantenerte a mi lado. Siempre has sido bueno para mí, Harold. No sé ni cómo has podido dudarlo, pero si yo hubiera sido buena para ti, si te hubiera dado todo lo que necesitabas, no te habrías ido con otra chica. - Levanté la mirada y él sacudió su cabeza incapaz de soportar lo que acababa de decir.
- No, no hagas esto, pequeña. No, no, no, puedo arreglarlo, solo tienes que dejarme que te lo explique. Por favor, por favor... deja que te lo explique. - Rogó acercándose, Danielle se quitó de medio y lo dejó.
- ¿Explicarme el qué? No hay nada que explicar, Harry, ¡estabas con otra tía! - grité - ¿Cómo puedes explicarlo de forma que tenga algún sentido? ¿Cómo se supone que debo entender y aceptar el hecho de que la persona de la que esto tan loca y profundamente enamorada se enrollaba con otra chica mientras yo me sentaba en casa o pasaba las tarde ensayando, pensando en él y esperando que estuviera bien, deseando que esa "semana de trabajo intensivo" terminara pronto para darle mimos, queriéndolo con cada fibra de mi cuerpo? ¿Cómo es posible que puedas explicármelo? - Estaba gritando, sabía que mis hermanos podrían despertarse pero no podía evitarlo.
- No puedo decirte que está bien porque no lo está. Lo sé, sé que no está bien. La he cagado de la manera más grande en la que la he cagado en toda mi vida y no espero que me perdones, pero te suplico que lo intentes. Te ruego que por favor dejes que me explique, que por favor dejes que arregle esto. Por favor, pequeña... no puedo vivir sin ti. - Suplicó mientras alcanzaba mis manos y las unía con las suyas. Lo miré y pude ver el dolor en sus ojos, pude sentir el dolor en mi corazón y miré a Danielle, que estaba casi llorando de lo mal que lo estaba pasando.
- Harry, no cre...
- April, por favor... por favor simplemente déjame que te explique - me interrumpió - Por favor, no hagas que esto sea el final, puedo arreglarlo, solo tienes que darme la oportunidad. Te quiero... te quiero muchísimo y soy gilipollas y lo sé, pero te necesito. Por favor - susurró apretando mis manos. Bajé la mirada lentamente, suspiré y asentí. No perdía nada por dejarle inventarse cualquier historia.
- Vale. - Harry miró a Danielle.
- Os dejaré para que habléis - se puso los zapatos y salió de la casa, yo miré a Harry y esperé a que él dijera algo. Como no lo hizo, me lancé.
- ¿Quién es?
- Cara Delevigne.
- ¿De qué la conoces?
- Delilah me la presentó el año pasado.
- Así que es modelo - asintió - ¿Y qué tiene ella que no tenga yo? Además de cejas de dos metros de espesor, claro. - Harry rió - Ni puta gracia.
- Lo siento - suspiró.
- Vamos, contéstame.
- ¿A qué?
- ¿Qué tiene ella que no tenga yo?
- No sé...
- ¿Desde cuándo os estáis viendo?
- La vi la semana pasada cuando recogí a Timmy del partido, pero esta noche ha sido la única vez que he pasado tiempo con ella desde entonces.
- ¿Y esperas que me lo crea? Dels y Dani dicen que Lou y Liam no han trabajado esta semana. Harry, no me mientas más.
- He estado trabajando, de verdad.
- Sí, te la has trabajado pero bien.
- No, April, te juro que esta ha sido la única noche que he quedado con ella.
- ¿Y qué has hecho las demás noches?
- No te lo puedo decir.
- ¡Dímelo, joder! - grité - ¡Ya no puedes hacerme más daño del que me has hecho!
- He estado preparándote una sorpresa de Navidad - susurró tan bajito que casi ni le entendí.
- ¿Qué?
- He estado...
- Te he escuchado - suspiré - ¿Y si tanto te esmerabas en una sorpresa para mí, por qué la cagas ahora? ¿Qué te hizo querer llamarla?
- Verás... Cara y yo tuvimos un rollo el año pasado y no sé, cuando me la encontré como que reviví todos los momentos que viví con ella.
- Dirás todos los polvos que le echaste a ella.
- April...
- Lo siento, es que no entiendo qué puede haberte movido a hacer eso sabiendo que ibas a tirar ocho meses de relación a la basura.
- No los he tirado.
- ¡Sí lo has hecho! ¿Por qué?
- Nunca he estado tanto tiempo con una chica, las cosas se están poniendo muy serias y me entró miedo.
- Ah te entró miedo, vale, lo entiendo.
- ¿De verdad?
- ¡No! ¿Cómo puedes pensar que eso me vale? ¡Harry, por Dios! ¿Por qué lo has hecho?
- Es que me siento viejo, tengo 19 años y ya soy padre de un niño de cinco años. Además ella no sabía que yo tenía novia.
- Así que le hechas la culpa a mi hermano pues ¿sabes? ¡Nadie te pidió que le compraras una silla para el coche! ¡Nadie te dijo que le apuntaras al fútbol! ¡Nadie te pidió que fueras a sus partidos!¡Nadie te pidió que actuaras como su padre! ¡¿Y cómo no iba a saber que tienes novia si salimos en las portadas de casi todas las revistas cada maldito fin de semana?! 
- Eso es lo que me dijo.
- ¡Me da igual lo que te dijo! ¡Tú si sabías que tenías novia!
- April, Harry, ¿pasa algo? - preguntó una suave voz de dormilón proveniente de la mitad de las escaleras.
- No, Timmy - dije intentando suavizar el tono, pero aun así sonaba molesto - vuelve a la cama.
- ¿Harry te ha hecho daño?
- No, cielo, vete a dormir.
- Vale, hasta mañana - subió las escaleras y nos miramos.
- Odio esto - murmuré - Estoy cansada de discutir cada día, Harry, estoy cansada de... de no saber nunca qué decir y estoy cansada de que nadie me quiera.
- Enana...
- Ni se te ocurra volver a llamarme así - lo interrumpí.
- Oh vamos, lo siento. Siento discutir tanto contigo, pero yo te quiero. Lo prometo, eres absolutamente todo en mi vida ¿lo sabes? Eres todo lo que siempre he querido y todo lo que siempre he necesitado, lo prometo.
- No quiero más promesas de las tuyas, Harry.
- Pero...
- Pero nada, se acabó.
- ¿El qué?
- Esto, Harry, nosotros. Se acabó.
- ¿Por qué?
- ¿Cómo que por qué? ¡Yo no puedo estar con alguien me quita las energías, con alguien con quien discuto día sí y día también, con alguien que casi nunca está en casa, con alguien que tiene cinco años mentales, con alguien a quien le gustan más unas tetas que a un tonto un lápiz. No puedo.
- Pero sí puedes estar con alguien a quien quieres.
- Eso es lo único que está a tu favor ahora mismo y lamentablemente, hay muchas cosas en tu contra así que no creo que debamos seguir haciéndonos daño. Me voy a mi antiguo piso, mañana vendré a por todas mis cosas.
- De eso nada, yo me voy a mi antiguo piso.
- ¿Eres tonto? Tú pagaste 3/4 del precio de esta casa, por no hablar de que prácticamente la has amueblado tú. Además Louis y Delilah están muy bien solos, te quedas aquí.
- Me da igual lo que haya pagado, pequeña.... digo April, esta es la casa que más se parece a lo que siempre habías soñado y no creo que a Lou y Dels les importe que vuelva con ellos, son mis hermanos. Te quedas aquí. - Me asombró lo maduro que estaba siendo, ¿y si no debía dejarle? ¿Y si era un arrebato del momento? ¿Y si estaba exagerando?
- Gracias - ¿Por qué no podía decirle que se quedara, que lo necesitaba? Mi cerebro quería, pero mi corazón no. ¿Por qué? Normalmente las cosas funcionan al revés, normalmente el cerebro es el más sensato.
- Pues este es el final... - suspiró.
- Sí.
- Estos ocho meses han sido lo mejor de mi vida y quiero que sepas que me quedaré con todos y cada uno de los segundos que hemos vivido juntos porque todos han sido especiales. A su manera, pero todos especiales por haberlos vivido contigo.
- Lo mismo digo. - ¿Qué coño me pasaba, joder? Quería agarrarle del brazo y pedirle que no se fuera, decirle que le quería y que podría estar peleando con él todo los días de mi vida pero no podía hacerlo.
- Bueno, pues me voy - suspiró y se acercó para darme dos besos pero retrocedió - Mañana vendrá Lou a por mis cosas.
- Está bien - se dio la vuelta y se fue hacia la puerta. No entendía por qué mi corazón me hacía esto, para una vez que era el que mandaba, hacia todo lo contrario a lo que suelen hacer los corazones. Iba a cerrar la puerta cuando por fin, mi cerebro actuó.
- Harry - se giró rápidamente, como esperando a que fuera corriendo hacia él para besarle y decirle que le quería. - No tienes por qué irte ahora mismo.
- ¿Qué?
- Quédate a dormir y te vas mañana, ahora tienes que descansar.
- April, no creo que sea lo mejor ahora mismo.
- Yo tampoco, pero ¿desde cuándo hacemos lo correcto?
- Está bien, gracias.
- Voy a por unas mantas - subí corriendo las escaleras y entré en nuestra habitación, abrí el armario y saqué cuatro mantas. Bajé a la misma velocidad y se las di - Aquí tienes. - Las cogió.
- Gracias.
- Que duermas bien.
- Gracias - me di la vuelta dispuesta a subir a mi habitación pero su voz me frenó - April.
- Dime.
- Quiero que sepas que no has tenido la culpa, que no me he besado con ella porque no te quiero o porque no me das lo que necesito, sino porque soy un niño. Soy un estúpido niño que tiene miedo de dejar de ser el gilipollas que era antes, ese tío que se acostaba con una distinta cada noche. Soy un estúpido crío que se ha asustado al ver que estaba logrando lo que siempre había soñado. Pero también quiero decirte que, al haber decidido romper, también has decidido no volver a verme porque sabes el efecto que causas en mí. Sabes que no voy a poder dejar de quererte nunca y sabes que si te vuelvo a ver, lo querré todo de nuevo. Así que te pido por favor que después de hoy no nos veamos nunca más. - No quería eso, no quería romper con él definitivamente, no quería dejar de verlo. 
- Hasta mañana. - No sabía qué decirle así que dije eso. Subí las escaleras de nuevo y fui a la que a partir de ahora iba a ser mi habitación, me puse el pijama y me metí en la cama para intentar dormir. Y digo intentar porque era incapaz de hacerlo sabiendo que Harry estaba abajo durmiendo en un triste e incómodo sofá y, sobre todo, sabiendo que acababa de romper con el que había sido, era y siempre sería el amor de mi vida.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Capítulo 26.

[Narra April]
- ¡¿En serio, Harry? ¿Piensas que soy inmadura?! - pregunté enfadada. 
Discutíamos. Discutíamos cada día, más de lo que las parejas normales solían hacer. Ésta era una de las peores que habíamos tenido en mucho tiempo, no fue tan fuerte como la que provocó que empezáramos a salir, pero sí fue la cuarta más fuerte de toda nuestra vida.
- Sí, eso he dicho. ¡Eres. Una. Inmadura!
- ¡Si piensas que soy tan inmadura, ¿por qué no me dejas?! - me dolía ya la garganta de tanto gritar y por los gestos que hacía él después de gritar, supuse que a él también. Menos mal que mis hermanos estaban en el colegio en ese momento, si no hubiera sido más horrible todavía.
- ¡Bueno, eso es una buena idea!
- ¡Seguro que soy inmadura! ¡¿Te has mirado alguna vez, Harry?! - le di las espalda y subí las escaleras enfurecida, me metí en nuestra habitación, saqué un maleta y empecé a llenarla de ropa.
- ¿De verdad vas a irte? - preguntó detrás de mí y con un tono lleno de rabia e indignación. Me giré y lo vi apoyado en la puerta.
- Oh, ¿parece que me estoy yendo? ¡Quizás será porque me estoy yendo!
- ¿Y tus hermanos? ¿Qué hago? ¿Les digo que nos han abandonado?
- Me la suda, yo me voy de aquí.
- ¡Eso es muy inmaduro por tu parte, April! - me cogió el brazo - ¡Podemos hablar sobre ello!
- No me toques, por favor - me soltó con cara de asustado - ¡Si tan inmadura piensas que soy, ¿por qué soy la que cocina y recoge el puto desastre que tú - lo señalé - armas siempre?! - Abrí el armario con fuerza y tiré un montón de ropa a la maleta.
- ¡Tengo un puto trabajo, April!
- Espera, ¡¿me estás diciendo que yo no hago nada?! ¡Voy al plató de X Factor todos los putos sábados y domingos y desde la semana pasada lo único que hago entre semana es ir a los ensayos del musical! ¡Y luego llego a casa y me encuentro todo patas arriba y cómo no soy yo la que tiene que limpiarlo aunque tú ya lleves horas aquí! ¡Así que no me digas que no hago nada, Harold Edward Styles! - Cogí un marco con una foto en la que salíamos Harry y yo acurrucados en el sofá del piso de Louis tapados hasta el cuello con una manta, con los pelos llenos de palomitas y poniendo caras feas.
- ¿Qué vas a hacer con eso? - preguntó preocupado y con un tono de voz normal.
- Bueno, como soy una inmadura, voy a romperla en pedazos - saqué la foto del marco y Harry corrió hacia a mí y me agarró el brazo.
- ¡No! ¡No lo hagas! - me quitó la foto de las manos.
- ¿Por qué no? Es una foto de una chica inmadura de 21 años y su novio súper maduro de 19 ¿no?
- April, tienes todo el derecho del mundo a estar enfadada conmigo, eres de todo menos inmadura. Y tienes razón, casi nunca recojo las cosas que pongo por medio y tú trabajas y tal ¡eres demasiado madura para mí! Mira, lo único que quiero hacer contigo es divertirnos, actuar como completos idiotas. Solo tú y yo. ¡Pero por favor, no me dejes! - rogó. Lo miré y sonreí.
- Siempre haré el tonto contigo y nadie lo cambiará - reí - Y no voy a dejarte ni a irme, subnormal. Creo que te quiero demasiado como para hacer eso.
- Sabía que no lo harías - rió y me cogió la mano.
- Prométeme que a partir de ahora estarás más presente en las tareas del hogar.
- Lo prometo - sonreímos y nos besamos. 
Sí, discutíamos más que ninguna otra pareja del mundo, pero también nos reconciliábamos mejor que ninguna otra. Sabíamos dejar al lado nuestro orgullo para hacer feliz al otro, para no perdernos el uno al otro y todo porque nos necesitábamos. Nos odiábamos, pero ese mismo odio era lo que nos hacía querernos con locura y ese amor enfermizo, era lo que provocaba que nos necesitáramos.

[Narra Harry]
Era sábado y como todos los sábados, tocaba ir a ver el partido de Timmy. Llevarlo a sus entrenamientos, recogerlo de ellos y ver sus partidos era algo que me encantaba, no era capaz de describir cómo me sentía. Como todos los sábados, llegaba con él media hora antes y lo veía calentar. Luego, me sentaba en la especie de grada cutre que montaban para los familiares y miraba atentamente cómo jugaba Timmy mientras hablaba con otros padres, la mayoría diez años mayores que yo, o me hacía fotos con fans que venían expresamente para eso. Pero este sábado no era como los otros. Bueno, sí, la rutina había sido la misma, pero llevaban ya media hora de partido y Timmy seguía sentado en el banquillo, así que me acerqué al entrenador.
- Buenos días, Mark. - me apoyé en la vaya que separaba las gradas del pequeño campo.
- ¿Qué hay, Harry? - se giró y estrechamos la mano. Era joven, tenía 25 años, y era un tío bastante legal - me encanta verte todos los sábados, ¿cómo está April?
- Cansada de tanto ensayar, pero al final merece la pena.
- Me alegro.
- Que venía a preguntarte por qué no has sacado a Timmy.
- Porque el miércoles en el entrenamiento no quería correr así que le dije que si se sentaba, no jugaría y él se sentó de todas formas - reí ante lo chulo que había sido el enano.
- Lo siento, Mark, pero te pido por favor que lo saques esta última media hora.
- No, si no no aprenderá.
- Ya le llamaré yo la atención, pero entiéndeme, debería estar grabando un tercer disco y estoy aquí como cada sábado apoyando a Timmy.
- Bueno, está bien - dijo después de pensárselo mucho - pero haz lo que sea para que no vuelva a pasar otra vez.
- Lo haré, gracias tío - volví a sentarme en la grada a ver orgulloso cómo jugaba Timmy. Cuando terminó el partido, me despedí de las fans que me rodeaban y de los otros padres y bajé a por Timmy. - Buen partido, tigre.
- Gracias, siento no haber podido marcar ningún gol hoy, es que no tenía tiempo - dijo mirando al suelo avergonzado.
- No pasa nada, campeón, ya lo harás en el próximo - salimos del recinto y nos encaminamos hacia el coche, entonces un coche frenó delante de nosotros y bajó la ventanilla.
- Hola, ricitos. - Me quedé a cuadros, ¿qué hacía ella aquí? ¿Cómo sabía que yo iba a pasar por ahí?
- Cuanto tiempo.
- Sí, no nos vemos desde... bueno, ya sabes.
- Sí, sí que lo sé.
- Harry, tenemos que volver a casa para comer, tengo hambre - dijo Timmy tirando de la manga de mi abrigo. 
- Ya vamos, ve yendo tú para el coche - se lo señalé. Timmy asintió y cruzó la calle con cuidado bajo mi atenta mirada, abrió la puerta del coche, se metió en él y lo cerré para que nadie intentara abrirlo. - ¿Qué haces aquí?
- ¿Es que una chica no puede pasear por esta zona en su coche?
- Como quieras.
- No sabía que estuvieras casado.
- No lo estoy.
- ¿Quién es ese niño?
- No te importa.
- ¿Por qué eres tan borde conmigo?
- Porque no sé lo que pretendes, Cara. - miré hacia el coche - Ahora si me disculpas, debo volver a casa. - Sin mirarla si quiera crucé la calle y abrí el coche, le puse el cinturón a Timmy y me senté en mi asiento.
- ¿Quién era esa?
- Una... amiga.
- Pues tiene las cejas muy grandes - reí. 
Cuando llegamos a casa, Lindsay estaba dando vueltas por el salón bastante nerviosa mientras April cocinaba y hacía gracias sobre ella. Lindsay iba bastante guapa, se había arreglado un poco, llevaba maquillaje y se había alisado el pelo.
- ¡April, para ya en serio! - gritó enfadada y escuché la risa de April. Qué risa más bonita, por Dios.
- Vale, lo siento - dijo apartando una olla con pasta del fuego.
- ¿Qué pasa? - pregunté después de dejar las llaves en el recipiente de la entrada y colgar mi abrigo y el de Timmy de la percha que se encontraba en el mismo sitio.
- Mi hermana tiene un cita.
- Ooh - reí - ¿cómo se llama?
- Dylan - dijo enfadada después de que April llevara un rato riéndose de ella.
- Dylan y Lindsay van a pasar todo el día juntos - canturreó April.
- Lindsay, asegúrate de que no dejas que se aproveche de ti y no llegues más tarde de las doce y... ni siquiera dejes que te toque.
- Harry... - suspiró.
- Harold, vamos, dale un respiro. Confía en ella. - April besó mis labios fugazmente para darme la bienvenida, yo asentí rodeando su cintura de bailarina con mis brazos.
- Lo sé, lo hago. Confío en ti, Lindsay - dije sinceramente - es solo que los chicos son unos cerdos. - April y Lindsay se miraron y rieron.
- Tú eres un chico - dijo Lindsay escépticamente. 
- Exacto así que, como iba diciendo, sé buena y no llegues más tarde de las doce. - Lindsay nos abrazó a April y a mí y su móvil vibró, era un mensaje de su cita.
- ¿Ni siquiera vas a dejar que lo veamos? - preguntó April. Lindsay abrió la puerta para irse.
- Nop. - dijo adiós con la mano y cerró.
- ¿Qué pasa si es un tío con una tonelada de piercings y tatuajes? ¿O un asesino? ¿O... 
- Harry - me interrumpió April apoyando su cabeza en mi hombro.
- Vale, vale. Simplemente será mejor que ese tío no sea un capullo con mi niña o lo mataré.
- ¿Acabas de llamar a Lindsay "tu niña"? - Me quedé en blanco. Cierto, acababa de hacerlo y es que yo sentía que ella era mi hermana pequeña o alguien de mi familia de quien tuviera que hacerme cargo.
- ¡April, Harry, ya he hecho la carta para papá Noel! - exclamó Timmy bajando las escaleras con cuidado mientras ondeaba un papel.
- ¿A ver? - preguntó April mientras yo iba a la cocina a servir los platos de pasta - ¡Ala! Has pedido muchas cosas eeh, no sé yo si papá Noel podrá traértelas todas.
- Yo creo que sí porque él hace magia.
- Bueno, déjala en la mesita y mañana vamos al centro comercial a que hables con él.
- ¡Bien! ¡Bien! - April vino a la cocina mientras Timmy corría contento por el salón.
- Tenemos que ir esta misma tarde a comprar los regalos - susurró.
- Pero si estamos a 27 de noviembre.
- Cuanto antes mejor, así ya es algo que nos quitamos de en medio. - Nos sentamos a comer y dos horas después ya habíamos dejado a Timmy con Louis y Delilah para irnos nosotros a comprar los regalos de todos. A ellos les encantaba cuidar de Timmy porque, según ellos, así se preparaban para un futuro y a Timmy le encantaba estar con ellos porque, según él, estaban muy locos.
- Me encanta comprar regalos de Navidad - suspiré mientras miraba la decoración del centro comercial. La Navidad me ponía de muy buen humor. - ¿Estás tarareando villancicos? - April dio un sorbo de su chocolate caliente que habíamos comprado antes en Starbucks, metió una bufanda para su tía en el carro y asintió.
- Lo estoy, adoro estas fechas. - Eso era una de las muchas cosas que teníamos en común, nuestra pasión por la Navidad y era algo que me sorprendía en ella ya que la gente que... bueno, que no tenía familia lo solía pasar mal en esas fechas.
- A ver... tenemos las Toms rojas y azules para Lou - dije mirando al carro medio lleno.
- Tarjetas regalo de Sephora para mi hermana, unos pendientes de plata para la tuya, un iPad para tu madre - siguió ella. - ¿Qué les compramos al resto de los chicos? - le quité el chocolate caliente y di un sorbo.
- Dos palabras: camisetas personalizadas.
- ¿Qué dices?
- Sí, por ejemplo la de Niall podría decir "Soy un furby".
- Eso no me convence.
- Mira - dije acercándome a un stand con sombreros - Podríamos regalarle uno a Zayn y, no sé, ¿unas gafas de sol?
- Eso está mejor.
- A Liam un disfraz de Batman para su perra, Brit.
- ¿Y a Niall?
- Mierda, no sé qué comprarle - suspiré frustrado. De pronto, April paró de andar y empezó a aplaudir y a dar saltitos con nerviosismo.
- ¡Una máquina de palomitas! - empezó a andar rápidamente hasta el final del pasillo hasta llegar a una vieja máquina.
- No lo veo claro eeh.
- ¡Es algo que no tiene, le encanta la comida, le encantan las palomitas y es perfecto! - me miró esperando mi aprobación. Tenía razón así que cogí una caja de las del montón que había al lado y la metí en el carro con dificultad ya que pesaba mucho.
- Mira esa carcasa para el móvil - dije cuando íbamos hacia la caja - Es una carcasa para el iPhone 5 con estampado de galaxia. Muy Harry Styles, muy hipster. Es perfecta - le metí en el carro - Además, todos los días se me cae el móvil.
- ¿Qué haces comprándote un regalo a ti mismo, imbécil? - La sacó del carro y la dejó donde estaba. Media hora después, fuimos a recoger a Timmy y finalmente nos dirigimos a casa. Cuando llegamos, la casa estaba a oscuras pero se podía oír el ruido de alguien llorando. April y Timmy se quedaron fuera por si alguien había entrado en la casa y yo, armado de valor, entré para ver de qué se trataba. El ruido venía de la planta de arriba, concretamente de la habitación de Lindsay. Subí las escaleras lentamente y abrí la puerta con cuidado, entonces vi a Lindsay iluminada por la luz del flexo de la mesita de noche y sentada en el suelo con la espalda apoyada en la pared, el pelo recogido y la cara llena de lágrimas. Ni siquiera levantó la mirada conforme me fui acercando, simplemente se secaba las lágrimas y lloraba en silencio. Estaba rompiendo fotos de ella con un chico, supuse que era su cita y supuse que la había dejado plantada, de ahí que rompiera fotos de ellos cuando eran pequeños o de cualquier instante que pasaron juntos.
- ¿Necesitas ayuda? - Lindsay me miró y volvió a bajar la mirada así que me senté a su lado. Transcurridos diez minutos de silencio en los que solo mirábamos al frente y solo se escuchaba cómo Lindsay intentaba controlar su llanto y cómo rompía más fotos, suspiró. - Ya pasó - dije poniendo mi mano en su espalda y quitándole una lágrima que estaba a punto de caer. Lindsay me miró con una sonrisa triste y se enterró en mi pecho.
- Ya pasó - repitió.

[Narra April]
Era ocho de diciembre. Ese día era un gran día para mí. Iba a hacer mi primer debut en un musical, nada más y nada menos que Grease y esa noche era la inauguración, el primer show. No decía ninguna frase y ni mucho menos cantaba, simplemente me limitaba a estar todo el rato al lado de Sandy haciendo bulto para que cuando llegara el turno de una canción, se deshiciera el grupo y me quedara yo bailando con otras siete chicas que salían de detrás del escenario. 
Esto no era como los vídeos que había grabado, ni las galas en las que había estado, esto era dar una paso enorme en mi carrera. Quería ser una de las bailarinas más grandes del mundo y aunque un musical no fuera a conseguirlo, quizás sí podría ayudarme a lanzar mi carrera en otra dirección. O quizás lo viera algún cazatalentos y me mandara a US a bailar con algún cantante famoso. Sabía que iba a ir mucha gente porque nada más que salieron las entradas, Danielle, Dels, Harry, Louis, Zayn y yo hicimos promoción por Twitter para que la gente los comprara, de forma que las del mes de diciembre, se agotaron en cuatro horas.
Quedaban unos minutos para que empezara el primer número así que ya estaba vestida con un traje, peinado y maquillaje de la época. Estaba bastante nerviosa, por lo que decidí llamar a Harry para que me apoyara o me tranquilizara un poco. Esa última semana la había pasado trabajando día y noche así que, desafortunadamente, no podía venir a verme. No le puse problema ninguno, pero me extrañó que él no pudiera venir y sí lo hicieran el resto de los chicos, es decir, trabajaban en lo mismo ¿por qué Harry no podía? 
------- CONVERSACIÓN TELEFÓNICA --------
- Hola pequeña - dijo con un tono de voz nervioso - ¿no se supone que tienes que salir a escena pronto?
- Sí, pero es que estoy súper nerviosa y necesitaba escuchar tu voz antes de salir para calmarme - dije rápidamente por si me llamaban para empezar ya. Escuché una pequeña risa.
- April, eres brillante. Te he visto ensayar todos y cada uno de los pasos billones de veces cuando estabas en casa, así que vas a estar alucinante. - Se escuchaba un poco de jaleo de fondo, me preguntaba por qué si se suponía que estaba trabajando.
- Supongo, espero que tengas razón.
- Confía en mí, vas a estar alucinante. Y si te pones nerviosa al ver a todo el público, céntrate en mí. - Por el tono de voz, deduje que se estaba aguantando la risa.
- ¡¿Vas a venir?!
- Sí, enana, no me iba a perder tu primera actuación así que llamé a Danielle y le pedí que me comprara una entrada para mí, pero nada más que acabes tendré que volver al trabajo. Date prisa y cuelga, ya casi es la hora ¡suerte! Te quiero.
- Yo también te quiero.
------- FIN DE LA LLAMADA --------------------
Mis nervios habían desaparecido porque ya no importaba nada mientras Harry estuviera entre el público listo para verme.
El musical terminó yendo perfectamente así que las chicas y yo decidimos ir a Funky Buddha a celebrarlo sin los chicos ya que ellos tenían una entrevista al día siguiente a las 6am.
- ¿Sabes? Nunca supe a qué te referías cuando hablabas del sentimiento que te provoca actuar delante de tanta gente, pero esta noche he empezado a comprenderlo. No es lo mismo porque toda esa gente no había venido para verme a mí y no era un concierto, pero ahora entiendo por qué te gusta tanto ir de tour - le dije a Harry antes de despedirme.
- Te lo dije - rió - Ahora debo irme a trabajar, pero te prometo que a partir de mañana todo habrá acabado hasta enero del año que viene así que estaré cada fin de semana en todos los espectáculos - sonreí y le besé - Pásatelo bien esta noche.
- Que te sea leve - nos besamos y me fui con las chicas. 
Los chicos no sabían que íbamos a ir a Funky Buddha, le dijimos que íbamos a ir de pubs porque sabíamos que si le decíamos la verdad, iban a morir de celos e iban a querer venir con nosotras pese a que tendrían que despertarse muy temprano a la mañana siguiente así que nos despedimos de ellos y cogimos un taxi con destino Funky Buddha.
- ¿Cómo van las cosas con Harry? - preguntó Danielle mientras estábamos sentadas en uno de los sillones de la sala VIP esperando a que Delilah volviera con las bebidas. A mí no me gustaba hablar de esas cosas, pero a Danielle y a Delilah sí así que no podía hacer nada por evitar el tema.
- Bueno, diría que las cosas van realmente bien, alucinantes.
- Vamos, de algo tendrás quejas.
- No sé... últimamente ha estado muy raro, pero en un buen sentido. Trabaja cada día desde que amanece hasta que anochece, pero siempre que vuelve me trae flores o chuches o pelis.
- Liam no trabaja tanto, siempre está en casa. ¿Alguna vez has pensado que lo hace para compensarte por algo? - preguntó mirando fijamente a la pista de baile.- No, no creo que haya hecho algo malo - iba a seguir hablando, pero me desconcentraba el hecho de que Danielle no parara de mirar a otro lado - ¿a qué estás mirando? - Me giré y miré en la dirección a la que lo hacía ella para intentar ver lo que ella estaba viendo.
- ¿Ese es Harry con su prima o algo? - preguntó señalando a un chico que se parecía mucho y a una chica con el pelo del mismo tono que el mío y que no me sonaba de nada.
- No... - cogí su brazo y salimos de la zona VIP, nos fuimos a la pista de baile y empezamos a bailar a pocos metros de distancia para verlo mejor. Cuando estuvimos lo bastante cerca como para percibir detalles de sus caras tuve claro que era Harry, pero definitivamente no era su prima.
- ¿Quién es esa?
- No lo sé - dije confusa mientras observaba cómo la chica pasaba su mano lentamente por le pecho de Harry y bailaba muy pegada a él. Harry la cogió por la cintura y se la acercó, de forma que sus caras quedaban separadas por unos milímetros. Sentía algo en la boca del estómago que me hacía sentir enferma. - No quiero ver esto.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Capítulo 25.

[Narra April]
Llevábamos un mes buscando la casa perfecta para dar el gran paso en nuestra relación de mudarnos y vivir juntos. Sí, al final Harry me había convencido para hacerlo y es que yo me moría de ganas por estar cada minutos de mis días con él. Parecía muy fácil al principio, pero después de un mes viendo casas ya se hacía insoportable. Y es que cada una era mejor que la anterior. 
Habíamos visto pisos en el centro, pero eran demasiado pequeños como para que viviéramos cuatro personas y habíamos visto casas en las afueras pero eran demasiado grandes y estaban alejadas de todo: de mi trabajo, de los colegios de mis hermanos y del estudio de Harry.
- April, hoy Louis me ha hablado de una casa que vio mientras corría por la mañana - dijo Harry nada más que entré en mi casa - Me ha dado el número y he hablado con la dueña, así que tenemos cita para ir a verla en unos minutos.
- ¿Dónde está? 
- Al lado de Westminster Bridge Road.
- Pero si eso está en pleno centro de Londres, será carísimo. 
- Espera a verlo y luego ya te quejas de lo que sea - cogimos nuestros abrigos, avisamos a mis hermanos de a dónde íbamos y nos montamos rápidamente en el coche. Quince minutos más tarde estábamos en frente del Big Ben, pero en la otra orilla del Támesis. Llamamos al timbre y nos abrió una señora mayor.
- Buenas tardes - dijimos los dos a la vez.
- Buenas, usted debe ser Mr. Styles.
- Así es.
- Encantada, yo soy Mrs. Lambeth. Vienen a ver la casa, ¿me equivoco?
- En absoluto.
- Bien, pasen - se apartó y entramos en una pequeña habitación en la que solo había una luz en el techo y unas escaleras que subían hacia arriba. La mujer empezó a subir y nosotros la seguimos. Al final de las escaleras, había un gran portón muy antiguo y que, a juzgar por los esfuerzos de la anciana, pesaba mucho. Finalmente, abrió la puerta y me quedé con la boca abierta.
Pese a la apariencia antigua del edificio, al otro lado de la puerta había un loft súper moderno de dos plantas, cada una tan grande como las de la casa de Zayn. La pared que daba a la calle era de cristal reflectante, de forma que teníamos vistas al mismísimo Big Ben pero la gente de fuera no vea nada de lo que había en el interior. Las otras tres paredes, eran de color blanco. Estaba amueblado de una forma muy moderna, pero los muebles no entraban en el precio. El salón quedaba al fondo, al lado de la pared de cristal y la cocina a la izquierda, en la zona más interior. Subiendo la escaleras de metal, llegábamos a la planta de arriba, que era un segundo loft al que le habían destrozado parte del suelo para comunicarlo con el otro. Esa planta estaba pintada del mismo color y tenía también la pared que daba a la calle de cristal. 
- ¿Os gusta? - estábamos tan maravillados que ni siquiera podíamos contestar - Bueno, les dejo un tiempo para que se decidan. - Dicho esto desapareció escaleras abajo.
- ¿Qué dices, April?
- Es perfecto, es la casa que siempre había soñado y las vistas son... las vistas son pff.
- Pues nos lo quedamos.
- Harold, es muy grande y cara, no necesitamos algo así para los cuatro.
- La gente como tú merece casas como ésta.
- Nada de bromas, necesitamos decidir qué casa comprar porque si algo está claro es que queremos vivir juntos y que mis hermanos también.
- ¿Nos la quedamos?
- Es que es muy grande, viviremos cuatro personas pero cuando estemos nosotros solos quizás la veamos muy vacía.
- Bueno, dentro de un tiempo empezaremos a llenar las habitaciones.
- ¿A qué te refieres?
- Ya sabes, cuando empecemos a tener hijos. Cada uno tendrá su propia habitación.
- Sí, para eso si estará bien.
- Y mientras tanto, Lindsay tendrá su propia habitación y un despacho en el que estudiar, Timmy tendrá también su propia habitación más una sala donde poder jugar y nosotros tendremos nuestra propia habitación con toda la intimidad que ello conlleva.
- Además no es muy ruidosa ya que lo único que tenemos delante es el río - dije mirando al Támesis a través del enorme ventanal.
- Y el hospital St Thomas está en esta misma calle.
- Y Lindsay podrá ir andando al instituto ya que solo tiene que cruzar el puente y coger el metro en Westminster.
- Y a Timmy lo llevaré yo.
- Me encanta.
- ¿Nos la quedamos?
- Nos la quedamos. - Fuimos a la planta baja y le comunicamos la decisión de Mrs. Lambeth, contenta, sacó el contrato del piso y lo firmamos.

Esa misma tarde, nos pasamos por la casa para enseñársela a mis hermanos y una semana después ya nos habíamos mudado oficialmente. Como los muebles no venían con la casa, solo contábamos con mi antigua tele sobre una caja de cartón y algunas cosas que nos habíamos traído de nuestras antiguas casas.
- ¿Quien tiene todavía una Wii? - preguntó Harry riéndose cuando la vio en una de mis cajas. Era por la mañana así que estábamos aprovechando que mis hermanos estaban en el colegio para traer más cosas y poner un poco de orden en ese caos.
- Bueno, siento no haber evolucionado. Además, la tengo desde hace años y todavía funciona así que no me voy a comprar otra consola así porque sí.
- Pues yo he traído mi Play Station 3 - dejó la caja sobre el suelo y vio los juegos - Todos son terribles. - por alguna razón no paraba de sonreír - ¡Oh, tienes Mariokart! ¡Vamos a jugar! - conectamos la Wii a la tele, puse el disco y metimos los mandos en los dos volantes que venían con el juego cuando lo compré. - Oh, que mono.
- Vale, vale, ya lo pillo. Para de reírte de mí. - la carrera empezó y ya por el final Harry iba ganando.
- ¡Ya casi estoy ahí! ¡Vaya paliza que te estoy dando! - Entonces fue golpeado por tres caparazones de tortuga que salieron así de repente, retrocediendo cuatro posiciones y haciéndome ganar a mí la carrera - ¡No! ¡Eso no es justo! - reí - Oh, te hace gracia, ¿no?
- Sí.
- Pues ha sido pura suerte, April. Dos de tres, quien gane consigue miles de besos y quien pierda paga la pizza.
- Hecho. Prepárate, Styles, esto acaba de ponerse serio. - Terminó ganando él, pero nos lo pasamos de miedo. Justo cuando acabamos la competición, llegaron mis hermanos.
- Deberíais ir ya a comprar muebles - dijo mi hermana mientras comíamos - Nos mudamos oficialmente hace una semana y no me gusta eso de tener que sentarme en el suelo para ver la tele o tener que dormir en un colchón hinchable. - Mi hermana se había enamorado de la casa, le había encantado eso de que tuviera un despacho para ella, pero lo que más le gustaba, además de vivir con su ídolo, eran las vistas. Mi hermano estaba un poco confuso por eso de no tener muebles y vivir en una casa extraña y mucho más grande, pero le encantaba su sala de los juguetes. Éramos como una gran familia y eso, sin duda, era lo mejor. Ver a Harry jugar con mi hermano como si fuera su hijo o aconsejar a mi hermana como si fuera sangre de su sangre me encantaba y me emocionaba. Porque, si soy sincera, yo veía a mis hermanos como si fueran mis hijos y ver a mi novio así de cercano a ellos, me volvía loca.
- Tienes razón, Lindsay, esta misma tarde iremos.
- ¿Sí?
- Sí, haz una lista de todo lo que quieres para tu habitación y así te lo compramos - respondió Harry. 
Dos horas después, Harry y yo ya estábamos dando vueltas por Ikea cogidos de la mano mientras la gente, sobre todo algunas adolescentes que iban con sus padres, nos miraban atentamente. Íbamos recorriendo el pasillo de los sofás cuando Harry se sentó en uno negro bastante bonito. 
- Hogar, dulce hogar - suspiró poniendo los pies sobre la mesita que había delante. Eso de intentar decidir muebles entre tanta variedad de formas y colores era aburrido, así que decidí seguirle el rollo y me senté a su lado.
- Tenemos un pisito monísimo.
- Sí.
- Ups, la hora del concurso - cogí el mando que había sobre la misma mesita y apreté los botones bajo la atenta mirada de Harry - No funciona la tele.
- Ya veo - rió - Bueno, me muero de hambre ¡a comer! - se levantó y lo seguí hasta que llegamos a la simulación de una cocina mucho más pequeña que la nuestra, allí se sentó en la mesa del comedor y cogió unos cubiertos - Mmmm huele que alimenta.
- Eso es porque está delicioso - dije abriendo el horno y haciendo como si dejara un plato en frente de él - Lo he hecho yo misma.
- Águila al horno - reí.
- Tu plato favorito - reímos y me fui hacia el fregadero para intentar abrir el grifo - El grifo tampoco no funciona - Harry rió.
- Bueno, da igual porque - se levantó y se fue a la cocina de al lado - por eso compré un piso con dos cocinas.
- Eres tan listo, te espero en la habitación - me fui corriendo a la zona de las habitaciones y él me siguió muy de cerca, me tumbé en una cama y él hizo lo mismo a mi lado.
- April, no sé cómo decirte esto pero... hay una familia china en nuestro baño - miramos y nos reímos.
- Qué divertido - dije incorporándome - eres divertido.
- Gracias - nos levantamos, nos volvimos a dar la manos y seguimos paseando por los pasillos del enorme establecimiento. Horas más tarde y ya de noche, volvimos a casa con algunos muebles, los otros nos lo traerían los transportistas al día siguiente. Habíamos conseguido comprar tres sofás, una mesa enorme para el comedor, otra más pequeña para el salón, una tele de plasma enorme, todo lo necesario para la cocina, sillas para el comedor, los canapés de cada cama, estanterías para todas las habitaciones posibles y un dosel para la cama de Lindsay.

Puse la tabla del revés y agarré una de las patas mientras Harry la atornillaba con el taladro o como quiera que se llamase esa herramienta. Fuera estaba lloviendo y las gotas de lluvia golpeaban contra la pared de cristal provocando que ese sonido relajante sonara en toda la casa. Llevábamos toda la mañana montando los muebles que habíamos comprado el día anterior, en tres sólo habíamos conseguido terminar las camas, los tres sofás, las sillas y la mesa del comedor así que ahora íbamos por la mesita del salón. Nos quedaba mucho por delante y yo no podía más.
- ¿Te importa si salgo a fumarme un cigarro? - nada más preguntarlo me arrepentí. Harry paró de inmediato y me miró sorprendido.
- Pensé que sólo fumabas cuando estabas nerviosa o estresada.
- Y lo estoy, Harry, las mudanzas no son especialmente relajantes ¿sabes? Además me pone nerviosa el hecho de que solo llevemos unos días viviendo aquí y ya lo sepa todo el mundo ¿cómo es posible que se haya enterado la prensa o las fans? Me pone nerviosa el hecho de saber que cada vez que quiera salir a la calle va a haber un grupo de niñas preguntándome por ti o pidiéndome fotos.
- No, supongo que no me importa - dijo rápidamente, pero algo en su voz me decía que que mentía. Aun así, me puse el abrigo sobre el pijama y salí a la calle con el pelo recogido en un moño chorra y los pies embutidos en mis babuchas que imitaban los pies de un monstruo. Me daba igual si hubiera chicas o no, era la puerta de mi casa y yo salía como quería. Por suerte, esta vez no había nadie, supuse que fue porque estaba lloviendo. - No lo entiendo - dijo Harry desde las escaleras que llevaban al portón de la casa clavando su mirada en el cigarro. Él lo detestaba, detestaba todo lo que tenía que ver con el tabaco. Detestaba la idea de inhalar sustancias químicas y dejar que ese humo entrara en mis pulmones, simplemente no iba con él. - Esas cosas te pueden provocar enfermedades ¿lo sabes? - bajó las escaleras y se acercó a mí. Expiré una columna de humo girando la cabeza en la dirección contraria a la que se encontraba Harry.
- Lo sé - dije harta de oír siempre los mismos sermones.
- Además no entiendo que lo necesites con tanta fuerza como para salir a la calle mientras está lloviendo.
- No lo necesito, sé que no debería hacerlo.
- Entonces, ¿por qué lo haces?
- Es un viejo hábito.
- April, ¿tú quieres tener hijos? - dijo con un tono más suave - No importa si los quieres conmigo o con otro tío. Aunque definitivamente preferiría que fuese conmigo. - reí - El caso es que si quieres tener hijos, tienes que parar de fumar. - pese a que solo había consumido la mitad del cigarrillo, lo tiré a la acera y miré a Harry.
- Vale, vale, Harold. Lo dejaré - Harry sonrió e intentó decir algo pero lo paré levantando la mano - Pero tú serás el que compre toneladas de lacasitos, chicles y otras cosas extrañas hasta que pueda vivir sin el tabaco. - Harry sonrió, me abrazó y me besó la cabeza, luego volvimos adentro para seguir montando muebles.
- Timmy, te prometo que no hay monstruos bajo tu cama - le aseguré a mi hermano por quinta vez esa noche. Era la primera noche que Timmy dormiría en una cama para él solo y en una habitación para él solo ya que las noches anteriores había dormido con Harry y conmigo.
- Pero los monstruos comen personas. - Harry suspiró y le besó la cabeza.
- Comprobaré otra vez que no hay monstruos ¿vale? - Timmy asintió con energía y Harry se tiró al suelo fingiendo que estaba buscando a los monstruos.
- Nada por aquí, solo un poco de polvo de hadas - Harry abrió su mano y sopló, haciendo sonreír a mi hermano.
- Pero, ¿y si son invisibles? - preguntó recorriendo con la mirada cada recoveco de la habitación. Me quedé pensando una solución para calmar a mi hermano hasta que Harry salió de la habitación, volvió a los pocos segundos con el peluche gigante de Batman que regaló Zayn a mi hermano las navidades pasadas y lo dejó en la cama, justo a su lado.
- Batman te protegerá al igual que hace con todos los ciudadanos de Gotham City. - Timmy sonrió contengo y abrazó al peluche con mucha fuerza. Harry yo yo nos quedamos allí con él hasta que se durmió del todo, entonces nos fuimos a nuestra habitación.
Estaba durmiendo cuando noté que Harry daba un respingo y respiraba de manera agitada. Me giré con cuidado y le miré con los ojos entre cerrados.
- Harold, ¿estás bien?
- Sí, sí, estoy bien. - balbuceó.
- No, no lo estás, ¿qué te pasa?
- He tenido una pesadilla, eso es todo - susurró y se aclaró la garganta para hablar con un tono más grave - Pero no era de niñas, era una pesadilla masculina.
- ¿Quieres hablar sobre ello? - dije cogiendo el cuello de mi camiseta con los labios. Bueno, de la camiseta de Harry que yo llevaba puesta. Esperaba que Harry me contara alguna historia dramática en la que yo le abandonaba o algo, pero en lugar de eso, tuve que reírme al oír lo que me contó.
- Louis moría - su respiración se agitó de nuevo.
- Harry, todo está bien. ¿Quieres que llame a Lou y así nos aseguramos de que está bien?
- No - suspiró.
- ¿Seguro? ¿Y si lo llamo y lo pongo en altavoz? No tendrás que decir nada, pero te enterarás de todo ¿va?
- Vale - dijo después de un largo silencio. Marqué le número de Louis y esperé pacientemente hasta que lo descolgó.
--------- CONVERSACIÓN TELEFÓNICA --------
- ¿Sí? - dijo con una voz ronca típica de persona dormida.
- ¿Lou?
- ¿Quién es? - se escuchó decir a Delilah malhumorada por detrás - ¡Son las cuatro de la mañana, joder!
- Perdón, me he equivocado de número.
-------- FIN DE LA CONVERSACIÓN --------------
- ¿Mejor?
- Ajá.
- Volvamos a dormir.
- Vale. - cerré los ojos e intenté coger sueño de nuevo - April.
- ¿Qué?
- Gracias.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Capítulo 24.

[Narra Harry]
Era cuatro de octubre, lo que significaba dos cosas. La primera, que llevaba un mes sin ver a April ni a los niños y la segunda, que quedaban dos días para verlos. 
Que hubiera doce horas de diferencia era jodido, pero April y yo siempre hacíamos todo lo posible por hablar por Skype por lo menos una vez al día. En esas conversaciones la notaba feliz, sabía que estaba haciendo todo lo que yo le había dejado en la nota, pero también me hacía darme cuenta de lo mucho que me estaba perdiendo. Me estaba perdiendo los primeros días de Timmy en la escuela primaria y los primeros de Lindsay en el último curso, aquél que marcaba a cuál universidad iría. April me había contado que a ambos les iba muy bien, que estaban haciendo muchos amigos pero que también estaban muy nerviosos por los cambios que estaban viviendo, sobre todo Timmy, que para él todo eso era nuevo. Y bueno, Lindsay ya estaba hartándose de estudiar para conseguir nota. También me estaba perdiendo la aparición de April en su primer anuncio en la tele, aquél de un juego de baile para la Xbox en el que lo único que tenía que hacer era bailar con una chica y dos chicos más. Me daba miedo de que cuando volviera todo hubiera cambiado a ritmos agigantados, de que Timmy hubiera crecido demasiado, de que Lindsay no tuviera tiempo para que yo le contara cotilleos de famosos o de que April hubiera aprendido a ser feliz sin mí.
- ¡Vamos, Harry!  - dijo Niall entusiasmado - ¿Te ocurre algo?
- Nada - balbuceé. Sabía que no me había creído, pero ese no era el momento de tener una conversación de hombre a hombre. Sacudí mi cabeza para alejarme de esos oscuros pensamientos e intenté concentrarme en pensar respuestas para las posibles preguntas que nos harían.
- ¡Que pase One Direction! - exclamó la entrevistadora provocando que las niñas que habían ido de público gritaran eufóricas. Entramos de uno en uno en el plató y nos sentamos en un enorme sofá. - Hola, chicos, ¿cómo estáis?
- Hola - dijimos todos a la vez. Entonces miré al público y se me paró el corazón. Por un segundo, juré haber visto a April sentada entre la multitud. Tuve que parpadear varias veces para escapar de esa fantasía.
- ¿Harry? - Zayn puso su mano en mi hombro.
- Perdón - reí nervioso como si no me pasara nada malo - me había quedado embobado. - La entrevista empezó como todas, nos hicieron preguntas sobre el Take Me Home Tour, sobre cómo nos sentíamos, cómo nos iba la vida, nos pidieron que mostráramos nuestros tatuajes y, por suerte o por desgracia, llegó el turno del ámbito personal. 
- He oído por ahí que hay algunas relaciones funcionando - dejó caer la entrevistadora - ¡Levantad la mano si estáis cogidos! - Louis, Liam, Zayn y yo intercambiamos miradas antes de levantar simultáneamente la mano.
- Empecemos contigo, Louis - la mujer carraspeó - He escuchado que las cosas han estado yendo bien para ti y Delilah - Louis suspiró pero de una manera feliz y satisfecha.
- Sí, Dels es genial. Llevamos saliendo desde más de un año ¿no? -  nos preguntó a los chicos buscando confirmación.
- Sabía que eran perfectos el uno para el otro desde el momento en el que les vi juntos por primera vez. - dije.
- Sí, es la locura personificada y es muy dulce y cariñosa con las fans aunque muchas se metan con ella por tener la edad de Harry. La quiero mucho. - añadió con una sonrisa de oreja a oreja.
- Que bien, me alegro mucho por vosotros.
- Gracias.
- Liam - dijo contenta - ¿cómo es eso de que has vuelto con Danielle?
- Supongo que estábamos destinados.
- Creo que todo el mundo estará de acuerdo conmigo en que sois la pareja más perfecta y adorable del mundo.
- ¡Eh! - exclamó Louis.
- Gracias - dijo Liam riéndose.
- Zayn - suspiró - lo tuyo con Perrie es especial, es decir, casi nunca hay fotos de vosotros ni nada de eso, ¿cómo lo hacéis?
- Supongo que Louis y Dels y Harry y April se llevan toda la atención.
- Pero, os va bien ¿verdad?
- Perfectamente, gracias.
- Ahora Harry, las fans quieren saber quién es esta chica tan guapa - señaló a la pantalla gigante que había detrás de nosotros y al girarme, vi que ponían fotos de April en el estreno de nuestra película. Estaba realmente preciosa. Luego fueron cambiándolas y poniendo algunas de nosotros paseando de la mano por la ciudad hasta que llegaron a la del beso que le di en el photocall del estreno de nuestra película, dejaron esa foto puesta.
- ¡Harreh! - Zayn me zarandeó suavemente y noté cómo mis mejillas se ponían rojas.
- Esa es, eh, April, mi novia. - quité las manos de Zayn de mis hombros.
- Vaya - dijo la mujer mirando la pantalla y asintiendo con aprobación - ¿Te importaría contarnos algo sobre ella?
- Bueno... es muy simpática y nos llevamos muy bien - No sabía qué decir porque nunca me había visto en esa situación - Es pensativa y educada, pero también puede ser... mm... salvaje y, eh, espontánea de vez en cuando. - Cogí mi vaso de agua y le di un gran trago - La conocí hace un año, pero parece que la conozco de toda la vida. Además de los chicos y mi madre y mi hermana, es mi persona favorita. - Mi sonrisa se fue haciendo y más y más grande a medida que hablaba de April - La echo muchísimo de menos, obviamente, por culpa del tour. Pero es una persona brillante y siempre pienso que soy increíblemente afortunado por tener a alguien como ella en mi vida.
- ¿Y cuánto tiempo lleváis juntos?
- Hoy mismo hacemos seis meses juntos - Conforme fui diciendo esta frase, mi sonrisa creció mucho más, me dolían incluso los hoyuelos. El público entero exclamó "ooh".
- ¿Y cómo os van las cosas?
- Mmmm... no sé, me lo he pasado muy bien con April, es todo un encanto y es muy aventurera. Solo llevamos seis meses saliendo y las cosas ya se han puesto bastante serias.
- Bien, bien. ¿Y cómo de serio crees que va a ser la cosa? Porque hay algunas fans que quieren que la ates bien fuerte. - reí nervioso.
- Quizás - reí - Obviamente no será en un tiempo cercano, pero ya lo veremos eeh.
- ¿Y cómo lleváis lo de la distancia?
- Para ser honesto, esta es la primera relación larga que creo haber tenido en toda mi vida - admití - Es definitivamente difícil pero confiamos el uno en el otro y nos llamamos, Skypeamos y mandamos un montón de mensajes - miré una de mis pulseras y me puse a jugar con ella nervioso - La echo muchísimo de menos, los chicos pueden decírtelo. A veces no soy el mismo si la distancia hace de las suyas, pero de algún modo hace que el tiempo que pasamos juntos sea incluso más especial ¿sabes?
- Si April viera esto, ¿hay algo que quisieras decirle?
- Te quiero, April ¡volveré muy pronto! ¡Dos días! - dije mirando a la cámara. El público rió.
- Imagino que vuestras chicas recibirán un montón de odio por parte de las fans por eso de los celos y tal. ¿Alguno quiere hablar del tema? - Liam, Lou, Zayn y yo nos miramos para decidir quién sería el que lo hiciera.
- Te dejo que lo hagas tú, Harry, por eso de que es la primera vez que hablamos de tu novia en una entrevista - dijo Louis con una sonrisa.
- Bueno, yo pienso que las fans generalmente son simpáticas con las chicas. Quizás, de cien comentarios, mi novia April, reciba uno malo - dije recordando algunos tweets - Pero April es fuerte, a ella no le importa lo que le digan. Ya es mayor y ha sufrido por cosas mucho peores como para sufrir ahora por esas chorradas.
- Dels y yo sabemos que no podemos dejar que un comentario tonto se interponga entre nosotros ¿sabes? - añadió Louis. 
- Creo que esto lo has manejado bien, Harold. - dijo Liam.

[Narra April]
Ni siquiera podía despertarme sin que mi primer pensamiento estuviera relacionado con Harry. ¿Me había mandado algún mensaje? ¿Tenía alguna llamada perdida suya? Harry. Harry. Harry. Como si fuera un rutina, mis manos examinaron a ciegas la mesita de noche hasta encontrar el teléfono. La pantalla estaba vacía, tan vacía como lo había estado los últimos dos días. Mi visión se volvió un poco borrosa por las lágrimas, la pantalla del teléfono era como un remolino de colores para mis ojos húmedos. Intenté revivir el último momento que tuve con Harry. Fue en el aeropuerto. Recordé como se negaba a soltar mi mano hasta que seguridad lo cogió y le obligó a irse. Ahora apenas podía recordar su olor. Necesitaba sentir de nuevo sus labios junto a los míos, su pecho contra el mío, mi cabeza apoyada en sus clavículas mientras me quedaba dormida. Necesitaba a Harry Styles.
Mis ojos se movieron rápidamente pero no lo hizo mi cuerpo. Quizás me había imaginado el sonido de mi puerta al abrirse. Silenciosamente, me levanté de la cama y recorrí el pasillo de puntillas. Mi respiración estaba entrecortada y mi pulso acelerado, estaba acojonada. Vi una figura sacudiendo la cabeza y quitándose una gran bolsa de viaje. Sin embargo, la sombra que se proyectó en la pared mostraba unos rizos inconfundibles.
- Harry - suspiré de un modo inaudible.
- April - dejó caer la bolsa. Corrí y abracé bien fuerte su torso, sentí como mis pies se elevaban del suelo mientras sus brazos recorrían mi cintura.
- ¿Por qué no has llamado ni nada en dos días? - me soltó suavemente.
- Porque quería que fuera una sorpresa, tonta. - dijo riendo alegremente - Vamos, no llores.
- Pensé que te había pasado algo o incluso que habías dejado de quererme.
- No creo que eso vaya a pasar nunca ¿de acuerdo? - dijo seriamente - Ahora vamos a la cama para hablar y abrazarnos todo lo que queramos ¿va? - Besó la parte superior de mi cabeza.
- Va, pero cuidado de no despertar a Timmy. - Me cogió como una princesa y me llevó por el pasillo, cuando llegamos a la habitación vimos Timmy estaba de pie sobre la cama y me soltó.
- ¡Harry! - dio un salto y Harry lo agarró.
- ¡Pero bueno, tío, estás enorme! - dijo Harry riendo de felicidad - ¿Te has portado bien con la hermana durante este tiempo?
- Síp - sintió - E incluso he visto las pelis de chica que ponía cada día.
- Muy bien, espero que hayas ejercido bien de hombrecito de la casa.
- Sí que lo ha hecho - dije. Timmy se deshizo de los brazos de Harry y se puso de nuevo en la cama. Harry se quitó la camiseta y se tumbó, así que Timmy y yo lo imitamos.
- ¿Cómo te lo has pasado por...?
- Australia.
- Eso - dijo Timmy.
- Muy bien, allí es verano ¿sabes?
- Imposible - dijo Timmy.
- Que sí.
- ¡Pero si estamos a seis de octubre! Es otoño.
- Pero allí es verano.
- ¿Y has visto a algún canguro?
- A muchos - dijo Harry acariciando el pelo de mi hermano, que se había tumbado a su derecha y no paraba de recorrer con su dedo índice los tatuajes que tenía en el torso. - ¿Y a ti cómo te va en el cole?
- Muy bien, mira, me han dado esto - se levantó, pasó por encima de nosotros y desapareció por el pasillo, al rato volvió con un papel y se lo dio a Harry.
- Esto está muy bien, ¿vas a apuntarte a algo?
- No - negó además con la cabeza.
- ¿Ni a fútbol?
- Nop.
- ¿Por qué?
- Porque yo no quiero ser futbolista de mayor.
- ¿Qué quieres ser?
- Como April - Harry y yo nos miramos sorprendidos.
- ¿Bailarín? - mi hermano asintió - Eso es de niñas.
- ¿Y cantar no es de niñas?
- No, hay muchos cantantes masculinos.
- Dime cinco - dijo Timmy mostrando cinco dedos.
- Pues a ver... están Louis Tomlinson, Niall Horan, Liam Payne, Zayn Malik y Harry Styles.
- Ah - Harry y yo reímos - bueno, vale, pues entonces quiero ser futbolista.
- Así me gusta.
- Yo no quiero saber nada del tema, así que tú lo llevas y lo recoges eeh.
- Sí, tranquila - se giró hacia mí y me plantó un suave beso.
- Puag - Timmy sacó la lengua y se fue corriendo al salón, dejándonos solos por primera vez en mucho tiempo.

- No sé cómo me has convencido para que haga esto - dije mirando a través de la ventanilla del coche. 
- No ha hecho falta, lo haces porque quieres y punto. - Era sábado, había pasado una semana desde que Harry había vuelto y habíamos llegado a la conclusión, bueno, más bien él había llegado a la conclusión de que llevábamos medio año juntos y que ya era hora de conocer a su familia. Así que ahí estábamos, camino de Holmes Chapel, Cheshire, para pasar un fin de semana con su familia.
- ¿Queda mucho? - preguntó Timmy.
- No - dijo Harry mirándolo por el espejo retrovisor.
- Menos mal, porque me hago pis - reímos.
- Siento no haber podido dejar a mi hermano ni con Lindsay ni con Danielle ni con mi tía.
- No pasa nada, así será mejor.
- No lo veo igual que tú.
- Ya verás como todo saldrá bien. - Media hora más tarde, habíamos aparcado en frente de una casa enorme con un jardín más grande todavía. Harry sacó las dos bolsas de viaje que traíamos para los tres y llamó al timbre, segundos más tarde nos abrió una chica con la misma cara de Harry y que tendría más o menos mi edad.
- ¡Harry! - se abrazaron durante un largo minuto y luego Harry le dio un beso en la mejilla.
- Gemma, esta es April - le di dos besos - Y este es Timmy.
- Hola - dijo mi hermano tímidamente después de que ella le sonriera.
- April, esta es mi hermana Gemma.
- Encantada - dije. Se apartó de la puerta y nos dejó pasar a la entrada. Una vez allí, dimos la vuelta por el jardín y entramos por la puerta trasera.
- ¡Mamá! - gritó - ¡El caraculo ha llegado! - En cuestión de segundos apareció una mujer muy joven y guapa.
- ¡Mi niño! - cogió la cara de Harry y la llenó de besos, luego él se apartó y ella se percató de que yo estaba allí. - Perdona, tú debes ser April, ¿verdad?
- Así es.
- Yo soy Anne - nos dimos dos besos - encantada.
- Igualmente.
- Y tú debes ser Timmy - dijo agachándose y acariciando los hoyuelos de mi hermano.
- Sí y tengo cinco años.
- ¡Ala! ¡Pero si eres todo un hombre! - Timmy asintió orgulloso.
- ¿Y Liam? - preguntó Harry.
- Ha ido a comprar algunos ingredientes para el almuerzo, ya estará al llegar.
- Liam es mi novio - me aclaró Gemma.
- Ah.
- Bueno, vamos a sentarnos aquí dentro al lado de la chimenea y nos hablas un poquito de ti y así te conocemos - dijo Anne señalando dos sofás. Harry y yo nos sentamos en uno, Anne y Gemma en el otro y Timmy salió al jardín a jugar con los gatos. - Harry nos ha contado que eres bailarina.
- Sí, trabajo en X Factor, Britain's Got Talent, y bueno, he animado en las olimpiadas y he bailado para Rita Ora en los VMA. 
- ¡No me jodas que eras tú! - exclamó Gemma - Sabía que una era Danielle, pero no podía ni imaginarme que la otra eras tú - rió - Pues lo hiciste muy bien.
- Gracias. - Seguimos hablando de cosas que nos gustaban, las que no y anécdotas curiosas hasta que llegó un hombre bastante guapo, Liam, entonces Anne se puso a cocinar y Gemma y yo nos ofrecimos a ayudarla. Anne era un encanto, era una madre muy moderna, con la que se podía hablar de todo y Gemma era la típica chica de mi edad y teníamos los mismos gustos musicales así que nos llevamos de maravilla desde los primeros minutos de entablar conversación.
Una vez que la comida estuvo hecha, nos sentamos en una gran mesa y el tema de la conversación fue lo que Harry había vivido en Australia y cómo le iba a Timmy en el colegio.
- Harry, cariño, ¿por qué no le enseñas a tu novia la ciudad? - dijo Anne cuando terminamos de comer.
- Eso tenía planeado, mamá, ya le has quitado toda la gracia.
- Bueno, usted perdone.
- ¿Vamos, April?
- Espera, voy a ayudar a tu madre a recoger las cosas.
- No te preocupes, cariño, no siempre se tiene la oportunidad de que mi hijo te enseñe su ciudad natal, pero sí la tendrás de ayudarme con los platos miles de veces así que vete con él.
- Bueno, de acuerdo.
- Volveremos para la cena, mamá.
- Vale.
- Vamos, Timmy.
- Yo quiero quedarme aquí jugando con Liam.
- No puedes, Timmy.
- Pero es que fuera hace frío.
- Déjalo aquí, no pasa nada - dijo Anne desde la cocina - Así podréis estar a solas.
- Gracias - sonreí - Timmy, pórtate bien.
- Sí, adiós. - Harry y yo nos pusimos los abrigos, nuestros beanies y salimos de la casa. Cogió mi mano y fuimos a la parte trasera del jardín, allí me señaló una enorme árbol que estaba en la esquina y empezó a subir por unas escaleras de madera.
- Vaya, ¿qué es esto? - seguí a Harry con cuidado dentro de la pequeña casa de madera.
- Esto es mi escondite secreto favorito - miré a las pegatinas con forma de estrellas que estaban pegadas en el techo y que brillaban en la oscuridad, también vi que las paredes estaban llenas de pósters de Elvis y los Beatles.
- Mola mucho, siempre quise tener una cuando era pequeña.
- Mi padre y yo la construimos un verano - sonrió llenó de orgullo - Solía venir aquí para huir de mi hermana cuando quería picarme.
- ¿Te picaba mucho?
- Sí, pero esa es otra historia - reí - Ahora bajemos, que tenemos que ver muchas cosas. - Nada más bajar del árbol, salimos a la calle y giramos a la izquierda. - Esa es la acera en la que me resbalé un vez y me tuvieron que dar puntos de esparadrapo en la muñeca y ésa era la casa de mi mejor amigo y ahí fue donde aprendí a montar en bici - Harry señalaba mil lugares por segundo, yo ya no sabía ni a dónde mirar. Señalaba todo tipo de cosas mientras que paseábamos tranquilamente de la mano - Aquel pequeño lago que se ve a lo lejos es en el que solía bañarme con mis amigos en verano - rió señalando a un lago que parecía ser de agua estancada - No fue nuestra mejor idea. - Sonreí y apoyé mi cabeza en su hombro, él rodeó mi cintura con su brazo.
- Tienes muchos recuerdos, me encanta escucharte hablar de ellos... tus ojos se iluminan.
- Sí, bueno, me encanta estar aquí y me encanta estar contigo - me dio un beso en la parte superior de la cabeza - En esta plaza, fue donde canté en público por primera vez - dijo asintiendo orgulloso mientras sus ojos recorrían cada centímetro de ella. - Y aquella es la pastelería en la que solía trabajar - aceleramos el paso y llegamos hasta ella, Harry abrió la puerta y entramos. Era pequeña pero acogedora y estaba llena de un olor delicioso a croissant y bollería francesa.
- Es adorable.
- ¡Harry! - el dueño de la pastelería salió de la cocina y le dio a Harry un gran abrazo de oso.
- ¡Jefe! Encantado de verte de nuevo - se soltaron y Harry me señaló - Esta es mi novia April, le estaba enseñando un poco la ciudad - el hombre me dio dos besos y asintió.
- Harry, es preciosa ¡agárrate a ella! - Harry y yo reímos.
- No hace falta, ya se agarra ella sola. - Los dos me enseñaron el resto de la pastelería y me mostraron los mejores pasteles y los favoritos de Harry e incluso me dejaron probar algunos. Luego, nos fuimos al antiguo instituto de Harry. Sabía que se moría por enseñarme el patio donde había pasado tan buenos momentos corriendo y jugando al fútbol. Lo que no sabía, era que había montado una especie de picnic ahí en medio.
- Este es el lugar más extraño en el que he tenido una cita - dije mirando a los alrededores - pero es sorprendentemente romántico y agradable. - Harry estiró el borde de la manta de picnic y me dio uno de los pasteles que habíamos comprado hacía ya un rato.
- ¿Ves esas gradas de allí? - asentí - Mi mejor amigo y yo nos escondimos una vez allí e intentamos tirar globos de agua a otro amigo - rió al recordarlo - Pero ese otro chico nos sorprendió por detrás y nos mojó con una pistola de agua. - Siguió contando todo tipo de batallitas que había vivido en ese instituto hasta que casi oscureció - Espero que algún día me lleves a tu instituto y me cuentes cosas que te hayan pasado - dijo envolviendo mis cintura con sus brazos.
- Me ha gustado mucho ver tu ciudad natal, es como desvelar pequeñas partes de ti - rió.
- Me gusta eso, quizás debería tatuarme la pieza de un puzzle con tu nombre en él.
- Ni se te ocurra.

- Toma - dije dándole a Harry dos cajas de galletas para que las metiera en el carro. Era lunes y como no habíamos podido hacer la compra ese fin de semana porque estuvimos en Holmes Chapel, aprovechamos para hacerla.
- ¿Esto es para mi casa o para la tuya?
- Para la mía, ¿quieres también para la tuya?
- Hombre, las probé en tu casa y me gustaron.
- Vale - reí y cogí otra caja.
- Coge tres más, recuerda que en mi casa también viven Louis y Delilah. - le obedecí.
- ¿Os hace falta algo más?
- No sé, creo que no.
- Pues entonces ya está.
- No me gusta esto de tener que hacer dos compras distintas - dijo mientras nos acercábamos a la caja.
- Hombre, es lo que tiene si tus compañeros de piso te piden que se la hagas aprovechando que vas a ir a acompañar a tu novia a hacer la suya.
- No es eso, no me entiendes.
- ¿Qué quieres decir?
- Pues que llevamos más de seis meses juntos y que creo que ya es hora de que nos vayamos a vivir juntos. - Me quedé en shock, ¿en serio acababa de decirme lo que acababa de decirme? - Bueno, di algo ¿no?
- Harry, eso no es tan sencillo.
- ¿Cómo que no? Me voy a tu casa y ya está.
- ¿Y dónde vas a dormir? ¿En el sofá? Porque te recuerdo que Timmy duerme conmigo.
- Pues nos compramos una casa.
- ¿Estás loco? No puedo permitirme eso, no tengo tanto dinero como para una hipoteca ni rollos de esos.
- April, si no quieres vivir conmigo como hacen otras parejas no pasa nada.
- ¿Eres tonto? Me encantaría, pero es que nuestra situación no es como la de otras parejas.
- ¿Y en qué se diferencia?
- En que yo tengo que cuidar de mis hermanos y ya está, Harry, este no es ni el sitio ni el momento como para hablar algo así.
- Está bien - suspiró y me ayudó a dejar las cosas en la cinta transportadora. 
Claro que quería dar ese paso con él, el problema era que no estaba segura de si debíamos hacerlo.