[Narra April]
- Hola, pajo. - dije revolviendo el pelo de Harry. Tal y como había predicho hacía unos días, se había puesto malo así que ahora era mi turno, me tocaba ir a su casa y reírme de él.
- Hola, rancia.
- ¿Te sientes mejor? - dije sentándome a su lado y quitándole el pelo de la cara - He venido para preguntaros cosas sobre la fiesta y tal y Lou me ha dicho que trajera medicinas para ti así que... - volqué la bolsa de la farmacia encima de la mesa haciendo muchísimo ruido.
- ¡Mi cabeza! - exclamó retorciéndose.
- Hola, Aps - dijo Louis dándome un beso en la frente.
- Hola, lo he traído todo.
- Gracias - sonrió y abrió el primer bote de jarabe - Hazza, tienes que tomarte la cucharada entera.
- Huele - estornudó - fatal.
- Pero lo necesitas si quieres ligar con chicas - dije.
- Yo puedo ligar con chicas estando así - reí.
- ¿Oyes tu voz? Tienes una voz nasal mortal y encima tu nariz está rojísima.
- Tómatelo, estás actuando como un niño chico - dijo Louis amenazándole con la cuchara. Él negó con la cabeza. - No voy a darte un beso hasta que te lo tomes. - Harry le miró asustado y Louis asintió.
- No, no, no, vale, me lo tomaré ¿ves? - dijo cogiendo la cuchara y metiéndosela entera en la boca. Reí ante lo gay y extraño que parecía todo.
- Muy bien - dijo Louis - En fin, April, la fiesta es este sábado.
- ¡Genial! Pero no tengo ningún vestido que ponerme...
- ¿Y si quedamos para que yo vaya contigo y te aconsejo?
- ¿En serio? Sería perfecto.
- ¿Mañana?
- No, tengo ensayos hasta las ocho.
- ¿Cuándo podría ser?
- El viernes salgo a la hora de comer.
- Pues perfecto, el viernes te recojo a las 16h en tu casa.
El viernes había sido largo y agotador, encima mis hermanos no paraban de pelearse y yo solo pensaba en Harry. ¿Y si lo estaba consiguiendo? ¿Y si me estaba enamorando de él? Reí solo de pensarlo. Era imposible que en mi vida pudiera enamorarme de semejante capullo. Quizás me gustaba, eso no lo niego, pero no estaba enamorada.
Tenía muchas ganas de pasar la tarde con Louis, así podríamos cotillear y pasarlo tan bien como siempre lo habíamos hecho. Entonces sonó el timbre y fui corriendo a abrir.
- ¿Qué haces aquí?
- Louis me ha pedido que venga yo porque estaba súper liado organizando la fiesta. Además, confía en que te ayude a comprarte algo bonito.
- No sé si quiero pasar la tarde contigo.
- Vamos, será en plan "Pretty Woman"
- ¿Me has llamado puta? - rió.
- Vámonos ya, que si no tardaré años en aparcar. - salimos de mi bloque y nos paramos ante un Range Rover negro precioso. Durante el camino no nos dirigimos una sola palabra, él se limitaba a mirar el frente con una media sonrisa y yo a mirarlo intentando que no se me cayera la baba. Al bajarnos del coche y empezar a andar, aceleré el paso para ir por delante de él. Se paró de vez en cuando a firmar autógrafos y abrazar a algunas niñas y yo lo observaba desde lejos. Sé que cualquiera hubiera dado lo que fuera porque le relacionaran con él pero yo pasaba del tema, no quería que me vieran con ese idiota.
Después de pasear por la calle y pasar por delante de varios escaparates, entramos en una tienda. Nada más entrar, me puse a buscar vestidos y a mirar de reojo lo que hacía Harry, que no tardó ni medio segundo en parar a hablarse con una chica bastante guapa. ¿Celos? Infinitos y aumentando. Cogí varios vestidos que había visto y lo llamé, dejó de hablar con la chica y se acercó a mí.
- ¿Te los pruebas de uno en uno y me los vas enseñando? - dijo riendo - Como en las pelis.
- ¡Sí! ¡Siempre he soñado con eso! - cogí los vestidos y me metí rápidamente en el probador. El primer vestido era rojo de palabra de honor con la falda de vuelo, salí toda contenta para que me diera su opinión.
- No me gusta.
- ¿Qué le pasa? - dije mirándome de arriba a abajo.
- No destaca tus curvas.
- Tú no te fijes tanto en mis curvas - dije riendo. Me metí de nuevo en el probador y salí con el segundo y último vestido que había escogido (éste). - ¿Qué te parece?
- Me gusta - dijo mirando el escote.
- ¿No es demasiado rockero? No quiero que la gente piense que soy una rarita.
- Hombre, lo pensará de todas formas.
- Imbécil.
- En serio, yo que tú me lo compraba.
- Lo que a ti te gusta es el triángulo que hay entre las tetas ¿no?
- Como gustarme me gusta - rió - Y además es ajustado, así que marca bien tu... producto.
- Estoy buena eeh - no lo afirmó, pero tampoco lo contradijo así que me metí de nuevo en el probador para quitármelo. Lo pagué y nos fuimos a comprar unos zapatos a juego. - ¿Me explicas por qué hay miles de papeles pillados en los parabrisas de tu coche? - dije cogiendo uno.
- Me los dejan las fans, reconocen mi coche y me dejan cartas y demás.
- Y marcas de tetas en los cristales, por lo que veo.
- Sí - dijo sonriendo orgulloso.
- Si pudieras hacer un molde serías mucho más feliz ¿verdad?
- Muy graciosa - dije mientras guardaba las bolsas en el maletero - ¿Por qué cada vez que las fans se acercaban tú te alejabas? - preguntó una vez que se hubo sentado en el asiento del conductor.
- Porque no quiero que empiecen con rumores extraños.
- Cualquiera querría que la relacionaran conmigo.
- Ya sabes que yo no soy cualquiera. No quiero meterme en líos, ni a ti. Además mírate, por Dios, paso de que me vean contigo, me daría vergüenza ajena.
Llevaba una hora lista y me moría de ganas de que empezara la fiesta. Tenía el presentimiento de que iba a ir bien, que iba a disfrutar y eso me ponía nerviosa. Me despedí de mis hermanos y me fui. Hacía frío, mucho frío considerando que estábamos a mitad de noviembre. El camino se me hizo largo y eterno pero finalmente llegué.
Nada más entrar en el bloque se escuchaba la música. El ascensor estaba en otra planta así que subí por las escaleras, de forma que cuando llegué al ático me retoqué el pelo antes de llamar al timbre. Cuando lo hice, tardaron unos segundos en abrir.
- Hola, April - dijo un Niall bastante animado. Fui a darle un beso y no sé por qué mi mirada fue a parar a Harry, que estaba el fondo hablando con un grupo de chicos. Vi que Niall me decía algo pero no me esforcé en entenderlo y cuando me di cuenta me había dado la mano y me llevaba a algún punto del enorme salón. Tenía que dejar de mirar a Harry, no podía seguir así. Miré al suelo, no sé por qué, fue un acto reflejo para dejar de mirarlo y para evitar las numerosas miradas que recibía de toda la gente que había allí. Entonces me fijé en que la barra de la cocina se iluminaba, flipante. Eso sí que era un capricho y no mis lacasitos.
Seguía cogida de la mano de Niall cuando nos paramos, entonces levanté la cabeza y vi a Liam.
- Hola - dijo acercándose a mi oído para que me enterara. Sonreí y le di dos besos. Me fijé bien en su cara, parecía triste, que no estaba disfrutando aunque se esforzaba porque Niall y el resto de la gente que pasaba por su lado se lo creyera. Pensé en que quizás la razón era Danielle ya que últimamente, en Frankfurt, pasaron mucho tiempo juntos. Podría ser que al pasar más tiempo con ella, se hubieran reanimado sus sentimientos. Quizás no fuera del todo imbécil, quizás yo hubiera sido un poco fría con él desde el principio pero es que Danielle no se merecía sufrir.
[Narra Harry]
Desde el momento en el que sonó el timbre y Niall abrió, estuve mirándola de reojo. Llevaba toda la noche hablando con un grupo de amigos pero no podía seguir la conversación ya que tenía mis ojos y mi mente en otro lado, a su lado.
Vi como Niall la cogía de la mano y atravesaban todo el salón hasta llegar donde estaba Liam, entonces este le presentó a Josh. No pude evitar sentir celos cuando vi que ponía su mano en la cintura de April y ella en el hombro de Josh y se daban dos besos.
- ¡Harry! - gritó Grimmy en mi oído.
- ¿Qué? - dije después de sacudir la cabeza.
- Te estamos preguntando que quién es el pivón que acaba de entrar de la mano de Niall. - ¿Pivón? April no era un pivón. Bueno, sí pero eso solo lo podía pensar yo. Y es que el vestido que le había elegido se le ajustaba tanto al cuerpo que incluso podría enamorar a las chicas no lesbianas que estuvieran en la fiesta.
- ¿Quién? - dije haciéndome el loco. Grimmy me cogió por los hombros y me giró en su dirección, forzándome a mirarla de nuevo.
- La chica esa del vestido negro y los tacones altos.
- Esa no es pivón - dije dándole la espalda para no tener que mirar cómo se le acercaban más tíos. ¿Por qué le dije que ese vestido le sentaba bien? Vale, sí, para deleitar mi vista pero no la de los numerosos tíos que estaba ahí presentes. Además, no quería que mis amigos intentaran algo con ella porque... ellos no eran lo suficientemente agraciados para estar con April.
- No que va, es el tipo de chica al que te acercarías para llevártela a la cama. - Dijo Murdoc. Tenía mucha razón pero era April por Dios, era la tía más odiosa del mundo entero.
- Os la presento si me dejáis en paz.
- Hecho - dijeron mis cuatro amigos.
- Vale, me acerco a ella y la traigo para acá.
- No porque te la ligarás por el camino - dijo Russel.
- Está bien, os diré como se llama y os vais acercando.
- Esto está mejor.
- April - nada más que lo dije se fueron corriendo hacia ella. Me senté en uno de los sofás que habíamos dejado en la otra esquina del salón mirando como ella sonreía falsamente y le daba dos besos a los demás.
Estaba siendo la peor fiesta de mi vida y no tenía ni idea de porqué. Bueno, quizás fuera porque yo no era el centro de atención, porque todos querían conocer a April, hablar con April y bailar con April. April, April y April. Nada, no había manera de sacársela de la cabeza.
A ver, ella era preciosa y súper sexy y bueno, sí, me gustaba un poco. Por eso era por lo que me mostraba frío y arisco, porque pensaba que así ella se fijaría más en mí pero, ¿y si acababa odiándome? Lo mejor era olvidarse de ella. Sí, sin duda. Mi casa estaba llena de chicas que estaban buenísimas, borrachas y cachondas ¿por qué no ser el mismo Harry de siempre y ligarme a alguna? Me fijé en una rubia que estaba sola en la barra de la cocina, su vestido era tan corto que podía verle hasta la ropa interior así que me acerqué a ella.
- Hola - le dije al oído.
- Hola - dijo ella con una sonrisa.
- ¿Por qué estás sola?
- ¿Y tú?
- Yo he preguntado primero.
- Creo que es evidente - dijo señalando a April, que estaba rodeada de hombres.
- Ya, tenemos el mismo problema.
- ¿Qué?
- Que vaya pena - mentí - Bueno, ya estoy yo aquí para darte compañía.
- No es solo eso, es que Grimmy me está volviendo loca. Primero me trata como una reina y ahora se va detrás de esa guarra.
- Oye, April no es ninguna guarra - dije sin pensar - Odiosa e insoportable sí pero guarra, no.
- Como quieras - me quitó mi vaso y dio un trago. No había nada que me diera más coraje de eso - En fin, ¿tienes fuego?
- No, no fumo. - Dios, encima fumaba. Las chicas fumadoras me daban asco así que esta había perdido todo mi interés.
- Mírala ahí riéndose - dijo mirando de reojo a April - será zorra.
- Oye, ya basta - se sorprendió - No te consiento que hables así de una amiga.
- Pero si has dicho que es odiosa.
- Pero es mi amiga al fin y al cabo, tengo que soportarla cada fin de semana y bueno, se le coge cierto cariño.
- Tío, eres un pringao. - se giró y se fue. Pringao. Eso era yo, un pringao, el mayor de toda la fiesta.
Estaba harto ya de todo así que decidí irme a la cama a dormir pero cuando entré en mi habitación había una pareja montándoselo en el suelo así que decidí volver al salón, salir a la terraza y tomar aire fresco.
- Ups - dije al ver que había alguien allí - perdona.
- No pasa nada, Harry, ¿vas a estar evitándome toda la noche? - Lo que me faltaba, estaba huyendo de ella y me había ido directamente hacia ella, me había metido en la boca del lobo por voluntad propia.
- ¿Qué haces aquí?
- Estaba harta ya de tantos tíos babosos ¿y tú? - mirábamos al frente, hacia la cuidad, nada de contacto visual entre nosotros.
- Igual - rió - No tiene gracia.
- Sí que la tiene, ha pasado justo lo que los chicos dijeron que iba a pasar.
- ¿El qué? - dije fingiendo que no lo recordaba.
- Que te ibas a poner celoso de que todos tus amigos se vinieran conmigo.
- No estoy celoso.
- Lo que tú digas - tiró una colilla.
- ¿Fumas? - dije sorprendido. Nunca lo había sospechado porque no tenía voz de camionero, ni los dientes amarillos ni olía a tabaco. Más bien tenía una voz dulce y suave, dientes blancos preciosos y olía a fresas.
- ¿A ti qué te importa?
- Hombre, porque fumar mata.
- Sí, vamos, como que te iba a dar pena que yo me muriera. - ¿Cómo era posible que algo que odiaba tanto en una chica, como el hecho de que fumara, fuera tan atractivo en ella? - Y si no se me nota, es porque nada más que fumo cuando estoy nerviosa o agobiada.
- Tú me quieres - solté así porque sí, supongo que gracias a la cantidad de alcohol que había bebido. La miré de reojo, vi que puso los ojos en blanco y luego me miró.
- No, Harry, no te quiero.
- Todo lo que tienes que hacer es admitirlo.
- Mira, Harry, eres mi amigo y te quiero pero no en plan querer de novios, sino en plan amigos y creo que ni siquiera eso.
- Ya, yo igual.
- ¿Y por qué has dicho eso?
- Porque me aburro, estoy un poco bebido y busco pelea.
- Pues ahí te quedas, yo me voy ya.
- ¿Ya?
- Sí, mis hermanos están solos - me dio dos besos y entró de nuevo. Yo me quedé ahí fuera mirando cómo le daba dos besos a todos los que había conocido hoy y luego uno a Niall, otro a Zayn, uno a Liam y un largo abrazo a Louis. Estaba celoso hasta de Louis, él podía abrazarla y yo no. Sí, la abracé una vez pero ya está y la verdad es que yo quería más.
Quería mucho más.
asdfghjklñl ¡¡¡Es genial!!! Cada dia me sorprendes más! xxxxxxxxxxxxxxxxx
ResponderEliminarMuchísimas graciassssssssssssss :) xxxxxxxxxxxxxxx
Eliminar